Gijón, J. L. ARGÜELLES

Peter Berling, uno de los cuatro o cinco grandes escritores vivos de novela histórica, es casi tan caudaloso como sus narraciones. Impone su fatigado corpachón, vestido con una exquisita camisa carmesí. Se le ve feliz en la «Semana negra», donde tira de su fluido italiano (nació en 1934 en Prusia, en lo que hoy es la Obrzyce polaca) y desentraña para sus fieles lectores (la pentalogía «Los hijos del Grial» ha sido un best-seller mundial)algunas de las claves de sus ficciones: «Mis libros parten siempre de un fuerte conflicto de base».

Le ha traído a Gijón «Los caballeros del Santo Sepulcro», publicada en España por Planeta a finales de septiembre del año pasado. Más de setecientas páginas que su autor describió como la precuela de «Los hijos del Grial», la epopeya localizada en el siglo XIII. Con este nuevo relato, poblado de personajes y trufado de intrigas, Berling retrocede hasta finales del siglo XI para contar la génesis de la Primera Cruzada: «Me molestan las interpretaciones que hay sobre los hechos, que conceden a los caballeros cruzados una voluntad de liberar Tierra Santa, cuando fue una operación urdida por el Papa (Urbano II) para demotrar qué era él quien mandaba».

Berling, que fuma con delectación unos puritos de color tostado tras el reciente y plácido desayuno, apunta hacia el vértice del «conflicto» que alimenta esta nueva novela: «El enfrentamiento entre Occidente y Oriente».

«Los caballeros cruzados estaban convencidos de que iban a encontrar multitudes dispuestas a una inmediata conversión al cristianismo, cuando, en realidad, toparon con una cultura mucho más desarrollada que la suya», explica el escritor alemán. Éste, a diferencia de otros narradores más cautelosos a la hora de contar lo que están escribiendo, habla no sólo de su última novela publicada, sino también de la que tiene en marcha: de la Edad Media al pasado más reciente, el de la Alemani nazi que él vivió siendo un niño de orígenes judíos al que le hicieron militar en las organizaciones infantiles hitlerianas para borrar cualquier sospecha. Tiene reciente la publicación de «Hazard & Lieblos (Kaleidoskop eines Lebens)», un libro autobiográfico, con el que, asegura, ha querido explicarse el convulso mundo en el que creció: «He tratado de entender a mi padre».

Berling, que participará la próxima semana en el festival avilesino de ciencia-ficción «Celsius 232», es un narrador torrencial, aunque, curiosamente, empezó a escibir a una edad tardía, con 55 años. Actor («El nombre de la rosa» o «Aguirre, la cólera de Dios»), realizador y productor cinematográfico (de Fassbinder a Annaud, pasando por Scorsese), se lanzó a la escritura de «El obispo y su santo» porque la editorial le ofreció un contrato para ese libro: «Y todo porque dije que el guion de nuestra película "Francesco" (dirigida por Liliana Cavani) era aburrido».

El autor alemán asegura que su última obra puede considerarse una precuela de «Los hijos del Grial»