Gijón, Claudia A. POLLEDO

Un paseo en lancha a lo largo de la bahía gijonesa es una de las muchas alternativas que ofrece la ciudad al turismo, como pudieron comprobar los participantes en una visita organizada en el marco del Festival Arco Atlántico por la Asociación Cultural L'Arribada.

En el Puerto Deportivo se puede ver como numerosos turistas se bajan del barco de dos plantas «Cimavilla I»; generalmente, entre risas, aunque algunos un tanto pálidos cuando el oleaje convierte un tranquilo paseo en algo más movido. « Vivo en Gijón y es la primera vez que monto en barco. La verdad que el viaje esta siendo un poco movidito y estoy algo mareada», cuenta Patricia Vega en compañía de unos amigos en la parte alta del barco. No sólo los turistas se animan a disfrutar de estos viajes, los locales también se unen a estas rutas que la empresa «Lanchas Canteli» ofrece como alternativa turística. «Soy de Oviedo y conozco bastante Gijón, pero tenía ganas de probar uno de estos viajes y disfrutar de las vistas desde el mar», explica Carla Sánchez.

Estos paseos en lancha, que tienen una duración aproximada de poco más de treinta minutos, salen del puerto deportivo y permiten a los participantes disfrutar de unas vistas privilegiadas del muelle local, el cerro de Santa Catalina, el «Elogio del Horizonte» de Chillida, y la playa de San Lorenzo. Es una manera diferente de ver una ciudad rodeada por el mar. «Ya había montado alguna vez en barco pero este recorrido me parece un auténtico placer. Es otra forma distinta de poder conocer la ciudad. Normalmente la vemos desde dentro que se abre hacia el mar, ahora podemos verla desde fuera para dentro», cuenta José María García, uno de los viajeros. Estos paseos suelen encandilar a sus participantes, que incluso repiten experiencia. «Ya es la segunda vez que hago este recorrido. Me parece un viaje muy agradable a pesar de las olas. Pero el Cantábrico es así», explica Ángel García uno de los pasajeros. Las vistas desde el «Cimavilla I» bien valen un ligero mareo.

«Es otra forma diferente de poder conocer la ciudad, ahora la podemos ver de fuera a dentro», cuenta un pasajero de la lancha