Pravia, Teté F. BALSEIRO

Quien piense que la fiesta del Xiringüelu comienza la mañana del domingo está más que equivocado. Desde primera hora del viernes anterior, las peñas que forman la romería multicolor praviana trabajaron a marchas forzadas para levantar y dejar listas las casetas que les albergarían el día más esperado del año en la villa.

¿Y el sábado? Pues más de lo mismo. Los romeros, acicalados como en día de fiesta -que lo es- se reúnen para cenar y tararear el himno del Xiringüelu a las doce de la noche. Ni un minuto antes, ni un minuto después. Justo en ese momento «la xente de la cueva ya se ha reunido pa' que el xiringüelu salga lucidu», como bien dice la canción. A pesar de la lluvia que acompañó la noche del sábado, en Pravia no cabía ni una alfiler. Todos los bares y restaurantes tenían sus mesas reservadas y el jolgorio no solamente se intuía, sino que se oía a la perfección.

La peña más veterana, «El Ahorcao», no reparó en gastos. Queda por descontado decir que tampoco en comida ni en vino. Desde 1978 ha llovido mucho, los romeros del «Ahorcao» acumulan historia, y su caseta es de visita obligada el domingo. Capitaneada por Javier Balbona, cuenta con un amplio anecdotario, y cientos de sus imágenes han podido verse en su caseta coincidiendo con algún aniversario especial.

Un año después, en 1979, otros pravianos inauguraban «El Tacu». Los chicos del parque -entonces era típico verlos sentados en uno de los bancos cercanos a la escultura de «La Hilandera»-, cenaron esta vez en El Patio del Balbona, igual que los del «Chumathán».

Aunque la lluvia intentó deslucir uno de los momentos álgidos de la jornada del sábado, «El Popinazo», Jorge Jáñez, «Popi», se parapetó en su trono e izado por sus incondicionales llegó al escenario de la plaza Conde Guadalhorce. En su discurso -el sábado hizo el número veintidós- resaltó la importancia que han tomado las redes sociales y el giro de ciento ochenta grados que ha dado la manera de comunicarse, sobre todo entre la juventud. Así, entre volador y volador, lanzados todos ellos por Víctor «el mineru», comenzó formalmente una de las romerías más multitudinarias del calendario veraniego en Asturias.

Hoy en Pravia sólo queda ya el rastro de los cientos de jóvenes, y no tan jóvenes, que ayer disfrutaron del Xiringüelu, la fiesta que no cambiará nunca.