El auténtico soñador es aquel que sueña lo imposible, decía la escritora Elsa Triolet. Eduardo Llano, ovetense de 29 años, además de soñar retos imposibles logra conseguirlos. Lleva en silla de ruedas ocho años a consecuencia de un accidente de tráfico, pero sus evidentes limitaciones nunca le han frenado. Es campeón de Asturias en la modalidad de tracción trasera y hoy por hoy tiene claro que no busca la admiración de las personas por ser un discapacitado, sino por ser corredor de rally.

Ayer Llano recibió en Gijón el premio de la campaña «Cuéntanos tu sueño» del IMQ (Instituto Médico Quirúrgico): 1.000 euros que destinará a mejorar la capacidad de su coche para intentar ganar la prueba del Slalom de Asturias de auto. Eduardo, de una manera u otra, siempre «ha estado entre tornillos» como él dice. Su hermano, diez años mayor que él, trabaja como mecánico de motos y nunca ha dejado de estar pendiente de la formación automovilística de Eduardo. Probablemente su pasión por los coches tiene ahí sus raíces. Hace tiempo, vio a través de Facebook el concurso de IMQ y decidió probar suerte. Contó su sueño, el de la superación constante, y ha conseguido una ayuda para intentar ganar su próxima carrera.

La de Llano es una historia de superación y es que en 2005 la vida de este piloto cambió por completo. Un conductor que circulaba a 80 por hora se saltó un semáforo en rojo y arrolló a Eduardo que iba en su moto de repartidor de pizzas. Quedó parapléjico -paralizado de cintura para abajo- obligándole a utilizar una silla de ruedas de por vida. Cuando salió del hospital, sintió «que estaba vivo». «Comprendí que o me sacaba las castañas del fuego yo mismo o nadie lo haría por mí. Aquel día pensé: soy parapléjico, sí, pero estoy vivo. He salido del hospital y puedo ver y respirar. Podía haber salido en un ataúd o completamente vegetal», explica.

Eduardo Llano cuenta que desde pequeño fue un niño muy autónomo y desde aquella tarde tuvo claro que «tenía que seguir siéndolo». Sabe que su manera de ser le ha permitido continuar viviendo. «No me importan las escaleras ni cualquier otro impedimento. Si tengo que tirarme al suelo para poder subir escalón a escalón, lo haré», asegura. Y como está lleno de sueños, el verano pasado cumplió uno de ellos al practicar, junto a unos amigos, paracaidismo. Ahora su reto es luchar por estar entre los campeones del mundo de automovilismo. Ése es una de sus ilusiones a largo plazo, pero en el fondo lo que busca es demostrar que lo imposible sólo tarda un poco más. «No se puede tirar la toalla a la primera de cambio. Sigo viendo en la vida millones de cosas positivas. A veces deberíamos pararnos a pensar todo lo que nos ofrece. Y yo es lo que hago. No quiero impedimentos ni cosas imposibles».

En esta historia sin barreras lo próximo es un viaje a la Costa del Sol, tranquilo y sin límites: «No me asustan los hoteles ni los desplazamientos. No voy pensando en las dificultades. Si hay algo no accesible, yo me encargaré de que lo sea. No hay que tenerle miedo, sino respeto a las cosas», asegura.

Durante el acto de ayer en Gijón -la entrega de los 1.000 euros la efectuó el artista Edgar Plans, en presencia de Laura López, directora comercial del IMQ y Pablo Hernández, gerente de la empresa- Llano agradeció el desprendido gesto y también se acordó del apoyo que recibe tanto de sus amigos como el que sus seguidores le transmiten día a día a través de las redes sociales. Aunque de ánimo vaya sobrado.