«De todas las ciencias, las Matemáticas son la carrera más literaria. Para empezar, ya usamos el alfabeto griego». Así cuadra Saúl Fernández la aparente paradoja de un estudiante de Matemáticas ganando un premio literario. Las ciencias exactas, sostiene, «nos hacen ser creativos. Somos los que resolvemos los problemas, y eso es lo necesario para poder escribir un libro». El universitario ovetense acaba de adjudicarse la tercera edición del galardón de relato corto de la Universidad de Oviedo gracias a una narración de ciencia ficción titulada «Historias del Multiverso».

La obra consta de cuatro historias, independientes entre sí, cuyo argumento principal es la insatisfacción del protagonista y su intento de evadirse de ella. «Si tú te enfadas con el mundo un día, te vas al pueblo. Mis protagonistas se van al universo de al lado, es lo bueno de la ciencia ficción», explica. Lo malo era que este género, según el autor, no suele ser muy apreciado por los jurados de los premios: «Sabía que era poco común entre los ganadores anteriores».

Pese a que todos los personajes «los he parido yo», dice Fernández, él le tiene un especial cariño a «Heather O'Haro». Es la protagonista de la tercera historia, una policía que investiga homicidios, y a medida que la iba escribiendo la iba conociendo. «Es, para mí, el personaje más torturado de todos, y de los más complejos», revela el estudiante. Por otro lado, confiesa, el personaje que más odia es el que primero escribió: Saúl. «Lo del nombre no es por darme protagonismo, es que no tengo creatividad a la hora de inventarlos», asegura. El motivo de su desagrado por este personaje se debe a que en el desarrollo de su personalidad, el propio autor se daba cuenta de que se parecía a él mismo.

El proceso creativo comenzó con el primer relato, que Saúl Fernández escribió de forma independiente el pasado verano en el pueblo de sus abuelos, Bayas (Castrillón). «Fue una hora muerta de verano en la que estaba inspirado y en pocos días tenía el primer relato preparado». El autor, que luego amplió la narración con el propósito de presentarse a algún concurso literario, se describe como «una persona que nació con mucho humor, pero muy vaga», por lo que a medida que se iba acercando la fecha de entrega se iba poniendo más nervioso.

A pesar de que la obra no está basada en ningún acontecimiento real o en el argumento de otra novela, Saúl revela que sí se pueden encontrar en ella «decorados conocidos». El tercero de los relatos transporta al lector a las comisarías de Baltimore, pero en un tiempo futuro. «Estos escenarios han sido sacados de uno de los libros de mi autor favorito, David Simon, "Homicidio, un año en las calles de la muerte"». También en el segundo relato se podrá apreciar, dentro de un escenario árabe, «rasgos que recordarán a "Las mil y una noches" a la hora de describir al protagonista y los hechos que le rodean», adelanta el escritor. «También usé el pueblo asturiano de Campomanes para el cuarto relato», un «Campomanes superpoblado, futurista y muy avanzado tecnológicamente».

El vencedor del premio literario de la Universidad, originario de Oviedo, inició su vida académica en el Colegio Público Gesta II y cursó estudios de Bachillerato Internacional en el Instituto Jovellanos de Gijón. Cuando llegó el momento de empezar la Universidad tenía muchas dudas. «Me encantaban las matemáticas, pero las veía más como juegos de sudoku avanzados que como una carrera profesional», por lo que se decantó por la Medicina, carrera en la que estuvo un año antes de cambiarse definitivamente a Matemáticas.

El inicio de esta nueva rama de estudios le sugería a Saúl mucha inquietud «siempre me pintaron a los matemáticos como gente cerrada y cuadriculada» y entiende la sorpresa de la gente cuando le preguntan cómo es posible que un matemático sea capaz de ganar un concurso de literatura.

Aunque le encantaría poder dedicarse a las «Matemáticas puras» y convertirlas en su profesión, también sueña con la literatura, con publicar un libro. Otro, porque ahora se encuentra «motivadísimo y muy incrédulo» al saber que hay gente que pagará por leerle. Y es que el premio por ganar el concurso de la Universidad de Oviedo no sólo se limita a la recompensa económica, de mil euros, sino también a la publicación del relato ganador.