Hace siete años que los caballos y la competición de salto de obstáculos se fueron de La Mofosa. Ahora, de la mano de la Sociedad Ecuestre de Luanco y en colaboración con otros organimos la actividad hípica vuelve a las instalaciones de Peroño con un concurso de saltos que busca posicionarse entre los mejores de la región.

Después de poner fin al popular concurso hípico del verano luanquín en 2007, la actividad vuelve a la carga con buen pie. Este reencuentro de Luanco con la hípica no pudo empezar mejor, con 160 caballos en competición y 109 jinetes. También, con éxito de público. Ismael Fernández, de Madrid, se acercó hasta las instalaciones de La Mofosa con sus dos hijos, Daniel y Nerea Fernández, por primera vez: «Venimos como aficionados y porque conocemos a quien lo organiza», afirmó Fernández. Tanto Daniel como Nerea Fernández se mostraron entusiasmados con los caballos; aún sin entender cómo era «eso de los saltos», lo que que veían les gustaba. María López, sin embargo, era de las que acudió al concurso hípico con conocimiento: «Me gusta este deporte y suelo ir a los torneos que se hacen por aquí; por eso, si puedo, iré al próximo que se celebra en Gijón».

Pero el mundo de la hípica tiene más facetas que la puramente deportiva, como las apuestas. Y en Luanco las había. Javier Méndez, por ejemplo, participa en ellas de una forma distendida: «Hacemos las apuestas según el número que les guste a las niñas», comenta. Una de esas niñas era Lucía Cortina, que apostaba en Luanco por primera vez: «Es fácil y divertido», comentó. Sin embargo, las apuestas pueden llegar a convertirse en algo muy complejo. Por ejemplo, con un valor mínimo de dos euros, puede apostarse al caballo ganador o a la «gemela reversible» que consiste en apostar a dos caballos (primero y segundo) sin que importe el orden. Ya más complicado es la «triple gemela»: acertar la gemela (dos caballos) de las tres últimas series disputadas en el día con apuesta mínima de tres euros.

Además de las veinte pruebas que se disputaron durante el fin de semana, la organización quiso obsequiar a los tres mejores caballos jóvenes de cuatro años con un trofeo, además de un premio en metálico de 300 euros para el primero, 200 para el segundo y 100 para el tercero. Los tres mejores caballos de cinco años recibieron 500 euros para el primero, 330 para el segundo y 170 para el tercero con los trofeos correspondientes. El último premio fuera de la propia competición fue para el mejor caballo de deporte español, con un valor de 300 euros.

Salir a la pista y realizar el recorrido marcado por la organización puede llevar un par de minutos. Ahora bien, poder participar en un concuso de salto de obstáculos implica un arduo trabajo que no suele estar a la vista del gran público. No sólo los entrenamientos que son necesarios para que el caballo y los jinetes o amazonas se entiendan, comuniquen y lleven el mismo ritmo en una competición. También hay un trabajo previo minutos antes de salir a la pista y después de dar el último salto en ella.

Marcos Luis Ortega Quintana compite en la altura 1,20 con «Jurphy de Saint Hermelle» y antes de salir a la pista siempre realiza con el caballo el mismo ritual: «Lo limpiamos, ensillamos y calentamos», explica «El calentamiento consiste en hacer un poco de trote, luego al galope y vamos aumentando el ritmo hasta que en la pista de al lado de la de competición damos unos saltos», afima el jinete.

Tras los minutos de competición, llega el descanso. Noelle Bayarri, que compite con «Sagres» en salto con altura de 1,20, lo explica: «Le quitamos todo al caballo: silla, cabezada, las protecciones... Para que se relaje». «Después, una ducha para destensar los tendones y al box», dice la amazona. Pero el trabajo con el equino no termina aquí, pues después de darle la comida «hay que darle un paseo por la tarde y luego a descansar», comenta Noelle Bayarri.

Tan importante como estos «rituales» son los elementos necesarios para montar a caballo. Más allá de la equipación de los jinetes, los caballos tienen el suyo propio. El sudadero es la mantilla que se coloca debajo de la silla de montar. También es necesaria una cincha, la cabezada y los estribos. La silla de montar es otra parte fundamental y en el concurso hípico que se celebró en Luanco pudo verse una muy especial: la «2GS», cuyo precio asciende a 4.000 euros.