Alberto Sanz comenzó a depilarse hace más de 40 años. En la década de los setenta había una especie de tabú y la depilación masculina todavía no estaba bien vista socialmente. Él fue un pionero. «Empecé por el entrecejo con unas pinzas. Lo hice por estética, para quitarme el aspecto de rudo y feroz campesino y ligar más en el baile. Después me pasé a la cera. Hace siete años descubrí la fotodepilación, y ya no la abandoné. No duele nada. Me hago la espalda, el pecho y los sobaco y en diez minutinos estoy como nuevo. Solo tengo que hacerme un repaso un par de veces al año y listo. Sanz celebra el boom que está viviendo la depilación masculina. «Afortunadamente, después de Alfredo Landa desapareció el macho ibérico», remata.

Sí. El macho ibérico al modo osero está en peligro de extinción. Por estética, higiene o moda, cada vez quedan menos hombres de pelo en pecho. Cuchillas, cera y cremas depilatorias se convierten en accesorios indispensables para los asturianos que por timidez o ahorro prefieren eliminarse el vello en casa. «Los hombres son más cortados. Les da vergüenza acudir a centros de estética porque piensan que eso es solo cosa de mujeres. Bajo mi punto de vista, la mejor opción para ellos es la fotodepilación porque es definitiva y no duele, solo notas un pequeño hormigueo fruto del calor», asegura la esteticista riosellana Carla Rodríguez. «La mejor edad es a partir de los 24 años en hombres porque la testosterona está más estable, pero cada persona es un mundo. Según la edad, el sexo y el tipo de piel de cada uno se necesita un tratamiento y un número de sesiones diferentes», aclara.

El número de valientes que recurren a centros especializados para combatir el vello más rebelde se ha duplicado en el último año y medio y ya superan el 20% en relación al número de mujeres. ¿Pero por qué se depilan los hombres? «Ahora ellos cuentan con revistas masculinas especializadas y leen más artículos de belleza. Se preocupan más por su físico porque muchos están viviendo segundas relaciones. La sociedad también ha cambiado y dar una buena imagen es indispensable para todo», asegura Delia Zabaya, directora de un centro médico-estético de la calle Marqués de Santa Cruz de Oviedo

Las mujeres actuales, mucho más activas socialmente que sus abuelas, exigen de sus parejas una imagen más cuidada, coqueta y, por supuesto, menos peluda. Ante esta tesitura, muchos se depilan más por obligación que por convicción. «Comencé a depilarme porque me animó mi pareja. Probé con cuchilla pero noté cómo el pelo se me endureció. Ahora compro bandas de cera tibia y me hago piernas, espalda y pecho. Creo que sigue habiendo gente que piensa que si no tienes pelo, no eres hombre. Pero las cosas cambian y los hombres cada vez nos preocupamos más por la imagen que damos», afirma Bogdan Sorin, de 21 años.

Otros, los más rebeldes, mantienen los pelos en su sitio. «Me recorté alguna vez la zona del pecho pero es incómodo y cuando empieza a crecer, pica. Entiendo que si tienes mucho vello te depiles, pero no es mi caso. El público femenino es la única voz autorizada en este asunto pero ya lo dice el refrán, el hombre y el oso cuanto más peludo más hermoso y donde hay pelo hay alegría», afirma Enol Alonso, de 23 años, que considera una moda pasajera esta fiebre por la depilación.

No hay que confundir fotodepilación, término genérico que define a todos los sistemas de depilación por luz, con depilación láser, sistema más avanzado que permite actuar de forma selectiva sobre el vello sin dañar los tejidos al utilizar una potencia y longitud de onda adecuada para cada paciente. Estos métodos modernos, aunque definitivos, no eliminan el vello por completo. «En hombres desaparece hasta un 70% con el láser. El resultado depende de la zona a tratar y de la persona. La cara y la espalda requieren mayor cuidado que, por ejemplo, axilas ingles o piernas donde la eliminación es total y en menos tiempo. El pelo crece a diferente ritmo y por eso son necesarias varias sesiones», dice la médica Victoria Escapa.

Pecho, espalda, hombros y piernas son los principales lugares donde los caballeros no quieren tener ni un pelo de más. Ingles, axilas y glúteos son los que más reticencias crean en el sector masculino pero aún así cada día son más lo que gustan de ir con esas partes de su cuerpo como bebés.

Los expertos dicen que cuando un nombre empieza a depilarse, ya no para.«Ellos son más obsesivos. Les cuesta arrancar pero una vez que empiezan, como se ven tan estupendos, se lo quieren quitar todo. Son un poco más quejicas, pero es normal porque su pelo es más fuerte y tiene más volumen. Nosotras estamos más acostumbradas al dolor», asegura Silvia López, encargada de un centro de depilación láser de la calle General Elorza de Oviedo.

Los que pensaban que la depilación era solo cosa de lustrosos usuarios de gimnasio se equivocan. El perfil de hombres que combaten ferozmente el vello es muy variado. «Los que más vienen son deportistas, amantes de la bicis o del surf, pero hay de todo. Desde jóvenes de 18 años hasta mayores de 60. Con la cera aguantan como campeones, pero cada vez son más los que se apuntan a la fotodepilación ya que el precio ha descendido. Hacerse una zona como las piernas cuesta unos treinta euros frente a los trescientos que podía costar hace años», afirma Silvia González, esteticista desde hace trece en un establecimiento de la calle Campoamor de Oviedo.