Llanes,

Emilio G. CEA / R. BATALLA

Para muchos sanrocudos es el momento más esperado y emocionante del año. El sonido del silbato y los niños arrodillados ante las andas de San Roque levantándose como resortes: la danza peregrina comienza en la plaza Parres Sobrino. Las emociones de los simpatizantes del bando de la siempreviva están a flor de piel. Veinticuatro parejas de jóvenes de entre 7 y 15 años fueron este año los encargados de danzar, vestidos de peregrinos, ante la imagen del santo de Montpellier. La pareja más pequeña era la formada por Julia Otero y Marco Ruisánchez. Ambos cerraban la fila. Eugenio Muñoz Fernández y Ana Gómez-Lacazette, de 15 años, eran los «veteranos».

«Es el sexto año que danzo. Mis padres y abuelos también lo hicieron en su día. Es algo muy especial ofrecer esto a San Roque», aseguraba Eugenio Muñoz. «No estoy nervioso. He ensayado mucho», acertaba a decir un concentrado Marco Ruisánchez. Ana Concha y María Fuentecilla estaban tanto o más emocionadas que los niños. Son las encargadas de ensayarlos. Cuando hablan de la danza peregrina poco les falta para emocionarse.

«Es un orgullo muy grande poder ensayarlos. Después del santo, la danza peregrina es para nosotras es lo más importante del día», asegura Concha. Ésta, vestida con el traje de aldeana, no dejaba ni un instante de estar pendiente de los pequeños. Es el segundo año que dirige a los danzantes. Concha y Fuentecilla conocen como nadie los entresijos de la danza de los palos de madera. Ambas la bailaron de niñas. Ayer lo hicieron dos de sus hijos: Amparo Rodríguez-Inciarte Concha y Blanca Balmori Fuentecilla. «Este año hay cuatro parejas más de danzantes que el año pasado. Es muy bonito hacer cantera con la danza peregrina», aseguran.

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La frenética jornada del día grande de San Roque en la villa comenzó temprano. Al ritmo del pasodoble «España cañí», una multitud de personas ataviadas con los trajes de aldeana y porruano recorrieron las calles de la villa junto a la Banda de Música de San Martín del Rey Aurelio en un animado pasacalles.

La basílica de Santa María del Conceyu se quedó pequeña durante la celebración de la misa, en la que la «Schola Cantorum» interpretó la misa Pontifical de Lorenzo.

En una emotiva la homilía el párroco llanisco, Florentino Hoyos, recordó a los presentes la importancia de San Roque. «Somos afortunados de tener entre nosotros a un buen amigo que se llama San Roque. Su mayor tesoro era Jesucristo. La riqueza no está en las cosas materiales, sino en nuestro corazón», dijo. Hoyos hizo hincapié en la importancia de seguir los pasos del peregrino francés. «No podemos pasar de largo ante los problemas de nuestro prójimo. Hay que hacer como San Roque cuando ayudó a los enfermos de peste. Tenemos que preocuparnos por los demás», manifestó.

Seis ramos encabezaron la procesión del bando de la siempreviva. Como es tradición, dos de los armazones de madera, decorados con roscos de pan y hortensias, llegaron de la localidad de Pancar. Álvaro Gutiérrez y Alessandro Cueto fueron dos de los porteadores. Entre las seiscientas mujeres ataviadas con el traje de llanisca presentes en la comitiva, las jóvenes Carmen Sánchez González, Raquel Vega Suárez y Claudia Prieto Vega. «Nos vestimos todos los años de aldeanas», dijeron. Raquel Vega, perteneciente a una familia cuya mayoría de sus miembros son del bando de la Guía, sigue por el contrario otros dictámenes. «Yo soy de San Roque, como mi abuelo», dice orgullosa.

Carmen Sánchez participó en el festival folclórico interpretando el trepeletré. Los fuegos artificiales de la noche es para las tres uno de los momentos más bonitos de las fiestas.

Francisco Javier Remis con la cruz y Nel Concha y Rafael Sobrino con los ciriales antecedieron al bello estandarte de San Roque, que llevaba Eduardo Trallero Llaca. Veinte costaleros fueron los encargados de llevar a hombros las andas de San Roque. A su paso, las lágrimas de los devotos se entremezclaban con los gritos de «¡Viva San Roque y el perru!», lanzados por los porruanos.

En una repleta plaza de Parres Sobrino presidida por la imagen del santo, se cantó el ramu y se interpretó la danza peregrina. La junta directiva homenajeo a Ramón Sordo Sotres, José Antonio Patiño Sierra y María Jesús Quesada Fernández por su desinteresada contribución para con el bando. Tras devolver al santo a la capilla llegó festival folclórico. Los jóvenes del bando interpretaron el trepeletré del valle de Ardisana, el fandango de Pendueles -baile ejecutado por diez parejas de féminas-, la danza del señor San Pedro, la jota del Cuera y el xiringüelu de Naves. El pericote bailado por ocho triadas puso fin al festival folclórico y a la mañana festiva.

Diez bandas participaron en el XV Encuentro de gaiteros de San Roque. Las bandas de gaitas «Principado» -en la imagen-, «Villa de Xixón», «L'Alloru», «La Laguna del Torollu», «Esbardu», «Noega», Centro Asturiano de Oviedo, «El Gumial», «Camín de Fierru» y «Llacín» desfilaron por las calles de la villa. El espectáculo, seguido por multitud de personas, concluyó en la playa del Sablón. Una espectacular descarga pirotécnica antecedió al momento en que los diez conjuntos tocaron el himno de Asturias, informa E. G. C.