Al «Elogio del horizonte» de Chillida le han robado el papel protagonista. Llueva, truene o granice, «las letronas» de Gijón, situadas en los Jardines de la Reina, acaparan diariamente cientos de miradas de los transeúntes que pasan por el puerto deportivo. La escultura representa la marca de la ciudad y fue construida por la Federación de Empresarios del Metal y Afines en marzo de 2011. Desde entonces, raro es el momento del día en que no haya nadie junto a ella, delante o detrás de la cámara. Si hace unos años el Cerro de Santa Catalina era el lugar elegido para llevarse un recuerdo de Gijón, los focos han descendido hasta el muelle. «No es un paseo marítimo sin más. Te puedes sacar una foto y presumir de dónde has estado», afirmó Fran Bermúdez, de 42 años, turista que visita estos días la ciudad.

Procedente de Madrid y en compañía de su mujer, Chelo Fernández, y de su hija Andrea, Bérmudez disfrutó de una estancia de quince días en tierras astures. La familia ya había visitado la región, pero se quedaron con ganas de más. Tomando Gijón como ciudad puente, aprovecharon el coche para moverse y visitar otras zonas. «Nos estamos poniendo de fabes hasta arriba», comentó Bermúdez. Encantados con huir del calor madrileño, el matrimonio alabó el tiempo asturiano y comentó la animación que vive estos días la villa marinera. «Nos divertimos mucho con los conciertos de Poniente, sobre todo con el de "Queen"», afirmó Bermúdez.

Al contrario que el trío madrileño, la pareja formada por Ana Santos, de 28 años, y Álvaro Terán, de 26, sólo pudieron pasar un día en Gijón. «Yo poso hasta con la bolsa de quesos que me llevo incluida. El de la Peral y el "afuega'l pitu", que no falten, que me vuelven loca», comentó la madrileña. También tuvieron una única jornada de visita los gallegos Elisabeth Pérez, de 28 años, y Juan Luis López, de 27 años. El tiempo apremia, así que la pareja decidió quemar el día de una forma divertida y original: alquilando un tándem (o bicicleta biplaza).

Si su parada en las «letronas» fue obligatoria, también lo fue para la gijonesa Blanca Bertrand. Periodista de la Asociación de la Prensa de Madrid, de 59 años, se fue a estudiar fuera cuando tenía 18. Bertrand procede de una familia que lleva desde hace 150 años afincada en Asturias debido a que un antepasado belga se instaló en la región para reconducir la Fábrica de Armas de Trubia. La periodista recordó lo mucho que ha ido cambiando la ciudad con el paso del tiempo. «Gijón nunca fue una ciudad arquitectónicamente cuidada ni nada de eso. Pero yo creo que en los últimos veinte o treinta años se ha hecho mucho por la ciudad. Los de Gijón que estamos fuera siempre queremos tener un recuerdo. Por eso está muy bien pensada esta escultura y voy a poner la foto en Facebook», comentó Bertrand.

La estatua de Pelayo es otro de los símbolos gijoneses que están perdiendo protagonismo. «Antes hacíamos la foto de la salida ahí, donde la fuente del Revillagigedo, pero nos cambiamos a esto porque es más original». Ángel Fernández, presidente del Club Natación Ciudad de Gijón, guió a su peculiar comitiva de ochenta personas en bañador a posar para el recuerdo con las «letronas». Lo hicieron antes de subirse al autobús que les llevó a emprender la 59.ª edición de la Travesía a nado Musel-Gijón. De Gijón o de fuera, al final todos podrán decir «yo también me hice una foto en las "letronas" de Gijón».