La comarca avilesina pone a disposición de los asturianos y de los turistas que deciden visitar la región varias opciones de ocio con el agua como protagonista: el goce del mar Cantábrico, que baña los concejos de Castrillón, Gozón y Soto del Barco; el agua, medio dulce, medio salada, de la ría de Avilés; y la piscina fluvial de Illas, en La Callezuela, que se alimenta del agua del río Faxeras. Estas dos últimas opciones -ría y río- son el destino, cada vez más frecuente, de aquellos que quieren pegarse el último chapuzón del verano en un marco singular y diferente. Por ejemplo, Sandra Guzmán explica que desde que descubrió las bondades de la ría de Avilés como espacio para el baño ha dejado a un lado las playas de Verdicio y Xagó (Gozón). «En la ría no hay olas y es un entorno más tranquilo», razona Guzmán.

Las antaño muy concurridas playas de la ría avilesina -San Balandrán, El Arañón y Zeluán- cayeron en el olvido como consecuencia de la industrialización del estuario pero de un tiempo a esta parte, y gracias al saneamiento del cauce llevado a cabo, cada vez son más las familias y los jóvenes que eligen este entorno para refrescarse del calor veraniego. Como David Riesgo, Christian Abad o Juan José Feal, que suelen acudir a la arena de Zeluán para bañarse, pero también para tomar el sol. «No hay problema para aparcar y tienes el bar al lado», apunta Abad.

En medio de un tranquilo entorno natural se encuentra otro de los espacios singulares de la comarca: la piscina fluvial de Illas, situada en el paraje de Sollovio y alimentada por el río Faxeras. Este atractivo espacio dispone, asimismo, de diversos servicios: vestuarios, duchas, un bar, un área recreativa y un parque infantil, además de amplias zonas verdes para que la gente tome el sol. Como un grupo de amigos que, tras hacer una ruta a pie, se daban un refrescante chapuzón cuando LA NUEVA ESPAÑA visitó la instalación. A este enclave no se puede acceder en coche, sino que se llega a pie por un camino que comienza detrás de la iglesia de San Julián de La Callezuela; el vehículo se puede dejar en los aparcamientos habilitados en la plaza del Ayuntamiento de Illas.

A pesar del auge de estas novedosas opciones de baños en agua dulce o semidulce, el mar Cantábrico sigue teniendo su encanto para muchos veraneantes. El oleaje de la playa de Verdicio, el carácter salvaje de Xagó, la amplitud y comodidades que brinda la playa de Salinas o la inmensidad del playón de Bayas, que conecta con el de Los Quebrantos de San Juan de la Arena. También la playa urbana de Luanco tiene su público, tanto que algunos días el problema es su masificación. Indalecio Lana, usuario de este arenal gozoniego, destaca como bueno del enclave que «donde quiera que aparques (en Luanco), la playa está cerca».