Ir a la playa hoy en día es motivo de "pecado mortal puro y duro por las imágenes que se ven allí, los exhibicionismos y el estado de hedonismo y de culto desmedido al cuerpo". Así lo asegura en un nuevo comunicado el Círculo Tradicionalista Pedro Menéndez de Avilés, un colectivo carlista que ha protagonizado algunas de las más extemporáneas y sorprendentes declaraciones en la ciudad. Saltó a la luz pública al criticar el monolito instalado en Las Meanas por ser una "exaltación masónica" y ahora vive su momento de atención pública tras haber declarado que las playas son escenario de pecado y promulgar un estrambótico decálogo de la moral playera digno de otros siglos.

Pero, ¿quiénes son los carlistas avilesinos? Se expresan a través de un blog en internet y una página de Facebook y, como un portavoz del colectivo refirió a este periódico por medio de un correo electrónico, "de momento preferimos mantener un cierto anonimato". Mañana jueves tienen previsto celebrar su asamblea anual que incluye en el orden del día los actos conmemorativos del 18 de julio "con motivo del inicio de la Cruzada de Liberación", en referencia al alzamiento franquista, y la celebración del cumpleaños, el 22 de julio, del que consideran el rey legítimo: Sixto Enrique de Borbón, en cuyo honor celebrarán una cena de hermandad ese mismo día.

Todos los viernes, a las 19.00 horas, se reúnen en su sede, sita en la calle Álvarez Gendín, para rezar el rosario. Los domingos celebran misa y lectura religiosa en su sede, un piso en el barrio obrero de La Magdalena. Publican un boletín que lleva el nombre de "El Adelantado", que se adquiere a un precio de 3 euros y con una tirada de 200 ejemplares. Mantienen, además, una sección femenina que se denomina "Margaritas" y que se dedica a impartir cursos de costura después del rezo del rosario.

El círculo carlista avilesino colgó ayer mismo en su blog un texto en el que vuelve a cargar contra las playas mixtas como motivo de perversión y pecado. "Es tarea casi imposible", sostienen, "encontrar hoy una playa no mixta, una playa decente y católica". "Femeneidad combativa contra el feminismo destructor: católicas orgullosas", proclaman las "margaritas".

En la página de Facebook del círculo pocas fotografías pueden verse en las que aparezcan los integrantes de este movimiento. Eso sí, constan sendas imágenes en las que participantes sostienen la bandera de Borgoña (emblema carlista) a las puertas del templo de la capilla de Jesusín de Galiana, en Avilés. En las fotografías les acompañan dos sacerdotes de la diócesis asturiana. Uno de ellos, incluso, sostiene la bandera. Este periódico contactó ayer con uno de los sacerdotes retratados, quien afirmó que la fotografía se había tomado "hace ya muchos años" y después de que se celebrase una misa encargada por el movimiento carlista asturiano a la parroquia de San Nicolás de Bari. "Después de la misa nos pidieron posar en la foto; creo que la mayoría de los participantes eran de fuera de Avilés", sostiene este sacerdote. Entre los participantes de aquella misa se encuentran integrantes de alguna cofradía de la Semana Santa avilesina, señalaron fuentes consultadas.

Más allá del discurso moral, plagado de alusiones a "la cultura burguesa" y la sociedad del "liberalismo destructor", resultan más graves algunas expresiones recogidas en fotografías de la página de Facebook del colectivo, como la imagen tomada a una pintada realizada en Avilés y que dice: "Contra ETA, metralleta".

El carlismo se ha convertido en un movimiento residual en España que mantiene dos vertientes: la más próxima al Partido Carlista y la que encaja en la Comunión Tradicionalista Carlista. Nacido en 1833 a la muerte de Fernando VII, el carlismo aunó las tensiones entre liberales y absolutistas y las discrepancias en la sucesión del trono ante las opciones que representaban Isabel y su hermano, Carlos María Isidro.

El conflicto desencadenó la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y el movimiento fue incorporando otras proclamas, como los fueros vascos y navarros. Durante el franquismo, los carlistas se adhirieron al bando fascista, aunque mostraron abiertas discrepancias después, una vez que la monarquía fue restaurada en la figura de Juan Carlos I. Mientras que el Partido Carlista señala como sus principios fundamentales "libertad, socialismo, federalismo y autogestión", la corriente Tradicionalista mantiene una clara línea conservadora y católica.