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"Regueranos del año" a golpe de obra

La asociación "La Piedriquina" premia al pueblo de Rañeces por su "unidad y trabajo en común", reflejados en la recuperación de las sextaferias

Varios de los vecinos de Rañeces, frente a la antigua escuela. JULIÁN RUS

Lo que parecía una tradición extinguida por completo no solo en Asturias, sino en todo el territorio nacional, ha servido para que el pueblo de Rañeces, en el concejo de Las Regueras, sea reconocido con el premio "Regueranos del año", de la asociación La Piedriquina. Las sextaferias, hábito practicado hasta hace no tantos años, que consiste en el arreglo de caminos o la limpieza de zonas del pueblo por parte de los propios vecinos, han recuperado su sitio en esta pequeña localidad. Desde hace ya tres años, los escasos 100 habitantes del pueblo han realizado sendos trabajos para, por ejemplo, arreglar la fuente que abastece de agua a la zona, o asfaltar tramos por los que el paso de los vehículos suponía un problema. El coste de su primera obra, el aglomerado de unos caminos, corrió a cargo de los vecinos. Los 6.000 euros que supuso el arreglo se repartieron entre las 30 viviendas de la localidad. Al año siguiente, el Ayuntamiento decidió aportar la mitad del capital necesario para el arreglo de otro tramo de carretera.

De manera habitual, el premio había sido entregado a personas que, por su colaboración con el área de Las Regueras, habían tenido un papel relevante. La obra en la fuente de la villa, cuentan los vecinos, fue lo que decantó la balanza en favor de la localidad de Rañeces.

"Nosotros aportamos ideas. Una vez que al Ayuntamiento le parecen oportunas, nos proporciona los materiales necesarios para llevarla a cabo. Somos la mano de obra", cuenta Joaquín González, natural del pueblo, aunque ahora vive en Oviedo, pero acude allí todos los fines de semana. Colabora de manera activa con las iniciativas populares, arreglando los trámites burocráticos entre la administracion local y los vecinos. "Lo que motiva a la gente a sacar adelante este tipo de proyectos es, principalmente, mantener el pueblo limpio e implicar al Ayuntamiento, que por sí solo, haría lo básico", explica González.

Su último trabajo es de hace nueve días, el arreglo de un camino. "Nos servimos de las cinco o seis desbrozadoras que hay en el pueblo; supone mucho trabajo", apunta Cayetano Fernández, uno de los fijos en las obras. A la hora de organizarse, la experiencia supone una sustancial ventaja. Un par de días antes, según cuenta Fernández, colocan carteles para avisar de la hora a la que comenzarán. Para cuando terminan, suelen tener preparada una comida de hermandad, de las que asegura que son "un símbolo de la unidad del pueblo". Estas comidas tienen por sede lo que antaño era la escuela de la localidad, que han acondicionado con mesas y fogones.

Avelino Paredes, que ha pasado sus 89 años de vida en Rañeces, tiene claro a qué se debe el premio: "Esto antes no era así; los vecinos han sabido juntarse para sacar el pueblo adelante".

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