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Asturias se pone a botar con el "body jump"

"Evita lesiones", dicen los aficionados a la moda de hacer ejercicio sobre un trampolín

Varias jóvenes siguen una coreografía y saltan en las camas elásticas durante una sesión de la práctica de moda en un gimnasio de Gijón. ángel gonzález

Dar saltos sobre un trampolín es el deporte de moda este verano. Se llama "body jump", aunque algunos también lo conocen como "power jump" o "airfit". "Es un ejercicio aeróbico y muscular, la diferencia que tiene con cualquier otro trabajo de fitness es que éste se hace sobre una cama elástica", comenta María Blanco, directora de un gimnasio gijonés, pionero en impartir clases de esta actividad en Asturias.

Esta práctica surgió en Brasil como método terapéutico. "Al saltar en una cama elástica, se absorbe el impacto con las articulaciones, evitando cualquier tipo de lesión. Yo me interesé por el 'body jump' ya que es uno de los pocos ejercicios que actualmente puedo practicar, ya que sufrí una lesión de ligamentos hace años", comenta Blanco. Ahora, esta disciplina, que comenzó como método de rehabilitación para personas con problemas físicos, se ha convertido en el deporte más sonado del verano. Y, dado el alto número de personas que ya lo conocen y lo disfrutan, está superando en interés popular a la estrella del año pasado: el zumba, basados en bailes dinámicos.

A pesar de que el "body jump" puede parecer a primera vista una actividad destinada a un público mayoritariamente juvenil y femenino, ha sido capaz de captar todo tipo de perfiles. "Es un entrenamiento que lo puede practicar todo al mundo, las clases están llenas, es un deporte de los más completo y la gente lo aprovecha" señala Blanco.

Al son de la música electrónica y, entre bote y bote, se trabaja fundamentalmente el tren inferior del cuerpo: piernas, glúteos, abdominales y lumbares. Además, permite mejorar la coordinación, el equilibrio y la resistencia cardiovascular. Y, gracias a los cambios de ritmo impuestos por la coreografía o por el profesor, estimula el drenaje linfático, lo que permite quemar alrededor de 700 calorías durante los sesenta minutos de cada clase. "Los beneficios son estupendos. No sólo te cansas y sudas, en estas clases sobre todo te diviertes", confiesa Noelia Suárez, una de las aficionadas al "body jump".

La actividad llegó hace pocos años a España, aunque en muy pocos gimnasios se practica. El centro que dirige Blanco, ubicado en la calle Horacio Fernández Inguanzo de Gijón, es el primero en impartirlo en Asturias. "Empecé con cinco o seis alumnos, pero después de tres años, las clases están llenas", dice. El éxito es tan grande que no sería de extrañar que, en poco tiempo, se convierta en una parte habitual de la oferta en muchos otros gimnasios. Esta popularidad, según Blanco, se debe a que "la gente va a una sesión y, después, se engancha". "Es lo que presta". Para Suárez, la clave está en que "es distinto a lo habitual, llama mucho la atención".

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