El escritor de terror Ramsey Campbell (Merseyside, Liverpool, Reino Unido,1946) no da nada de miedo, aunque tiene una voz de ogro. Pide agua fría y sonríe mientras aguarda las preguntas y también su traducción. Campbell, el creador de "Los sin nombre" o "La historia secreta", viene de recorrer la ciudad junto a su mujer. "Hemos estado en el Centro Niemeyer", dice. La cafetería del hotel en el que se alojan buena parte de los invitados a la cuarta edición del Festival Celsius 232 de literatura fantástica, de ciencia ficción y de terror es el escenario de esta conversación.

-¿Qué es lo que más miedo le da a Ramsey Campbell?

-(Risas) Lo que más miedo me da es la gente ignorante, la que cree que sabe las respuestas a las preguntas. También me da mucho miedo la tendencia que tiene la humanidad a la estupidez y la locura.

-A mí también.

-Oh, sí.

-Usted comenzó a escribir de miedo siguiendo con devoción a H. P. Lovecraft, pero muy pronto se aleja de él. ¿Cuándo sucedió esto?

-Me di cuenta de que tenía que abandonarlo precisamente cuando terminé mi primer libro. Digamos que aquel libro, sí, estaba lleno de ideas y criaturas lovecraftianas: ratas que van por las paredes, esas cosas. Antes de publicar este primer libro, había publicado algunas historias en revistas y demás en las que se veía la influencia del norteamericano. Fue este libro el que me dio la voz de alarma: me di cuenta de que estaba haciendo una imitación de Lovecraft. No sé si decir que de su estilo, porque eso no es tan fácil. Entonces, me aconsejaron desde mi editorial que fuera más despacio, que me moviera con tiento. Así que, después mi debut, decidí cambiar de estilo y empezar a escribir lo que a mí particularmente me interesaba: mi propio estilo, mis propias historias... Tendría unos 19 años cuando decidí escribir sobre mí mismo y no sobre Lovecraft. Lo primero que hice fue escribir sobre las catacumbas de Liverpool, la ciudad que conocía realmente, sobre las personas a las que conocía.

-Escribe cuentos y novelas, ¿dónde se mueve mejor?

-Espero moverme bien en los dos géneros, aunque sí que he de admitir que me gusta más la novela. Y esto es así porque tiene esa energía que te atrapa, vibra con la sorpresa. Lo que a mí me gusta es que las novelas me sorprendan. No sé si decir que la novela es mi ambición, pero lo que espero es que cuantas cosas escriba me sigan sorprendiendo como hasta ahora. Lo que quiero es seguir mis instintos y, para eso, la novela me da más espacio.

-Uno de sus libros fue la base argumental de "Los sin nombre", una película netamente española.

-Me ha gustado lo que han hecho con mis historias, en especial esta de "Los sin nombre" (dice el título en castellano). Entiendo los cambios que hizo Jaume Balagueró, su director. Tienen sentido. Me gusta que haya quitado la parte sobrenatural. Usted ya sabe que en mis libros suele haber localizaciones, lugares reales. Balagueró lo cambió y se llevó a toda su tropa a un hotel abandonado de Barcelona y la historia funciona como ninguna. Sin lo sobrenatural, Balagueró entendió la historia. Lo esencial está en la película.

-Escribe historias que dan mucho miedo, pero usted parece un buen hombre. ¿Me engaña?

-(Risas). Sí, soy un mal tipo. Al contrario de otros escritores yo no niego que todos mis personajes vienen de mí, de mi interior, de mi imaginación, hasta tal punto de que los personajes que he basado en personas que conozco también vienen de mí. Todo el mundo -no sólo yo- somos capaces de todo. Lo que nos diferencia son nuestras elecciones.

-Es de Liverpool, la ciudad de Lennon y McCartney, sus coetáneos.

-(Risas). Desde luego que en la ciudad corrían vientos de creatividad.