Las lágrimas de emoción impregnaron desde la primera hasta la última palabra que Cecilio Fernández, pregonero de las fiestas de Nuestra Señora de la Barca y San Roque, pronunció ante un numeroso y entregado público. Con el cariño que sólo un naviego de pro puede tener, y derrochando humor y nostalgia a partes iguales, el comerciante, una de las figuras más reconocidas de la villa, superó con nota el reto que la comisión de fiestas le propuso y que él, reconoció, rechazó en un principio, para dar el "sí" una semana más tarde.

"Siento cada latido de Navia, mi memoria guarda recuerdos que no están en libros, he visto llegar y partir a muchos de sus vecinos, y con todos he hablado al menos una vez", comenzó a relatar el pregonero, cuyos recuerdos de infancia, vivencias de juventud y análisis del cambio de los tiempos fueron base del relato festivo. Recordó cómo, cuando él llegó a este mundo, hace más de medio siglo, las fiestas de Nuestra Señora de la Barca y San Roque se bailaban en el parque Ramón de Campoamor, "la jira se celebraba en las veigas de San Esteban, y había que cruzar el río en chalano", y se hablaba en persona y el teléfono era el privilegio de unos pocos.

"Tenemos razones para sentirnos orgullosos de quienes han hecho que avanzara nuestra villa", aseguró Cecilio Fernández, justo antes de evocar los momentos de infancia que se quedaron grabados en su memoria. Como las horas de juego en la misma plaza del Ayuntamiento en la que leyó el pregón, cuando la diversión venía a cargo de las chapas, a las que añadían la cara de futbolistas o ciclistas famosos para personalizarlas, el gua, o el pañuelo. "Costales de mi infancia tenga posiblemente para cada esquina de Navia", manifestó. Las risas del público llegaron cuando relató cómo, a modo de broma, se hizo pasar por un mono, al que todo el pueblo quería ver. "La gente me llevaba cacahuetes, y yo devolvía los restos haciéndome pasar por él", recordó Cecilio Fernández.

Las mañanas en la playa, las meriendas cerca del río o los domingos de cine también estuvieron presentes en el pregón del comerciante local. Mención aparte mereció el fútbol, "ya que tenemos un club con cien años de historia" y la natación, "puesto que el Descenso nos ha dado a conocer en el mundo".

Cecilio Fernández habló también de su comercio, que fundó su padre en 1941, que sigue en el mismo lugar, "y casi con el mismo mobiliario". Y no se olvidó de la tertulia "del banquín, donde nos reunimos desde hace décadas un grupo de amigos para debatir sobre todo y sobre nada". Y se preguntó, con guasa: "Un banquín tan distinguido merece ser protegido de la lluvia, ¿o no?". Todo ello para finalizar al emocionado grito de "¡Vivan las fiestas de La Barca y San Roque! ¡Viva Navia!".

Tras el pregón y la proclamación de la reina y damas, Navia vivirá en las próximas semanas con frenética actividad unas fiestas patronales que se extenderán hasta pasado el 17 de agosto. Para esta semana se han programado diversas actividades infantiles, así como actuaciones de danza y baile y diversos espectáculos de magia. El viernes, además, la dársena naviega acogerá el Festival de la Sidra.