Representaba la tercera edición de un encuentro amistoso y cultural. Los animosos miembros de ese colectivo cultural del Valle del Nalón capitaneados por el profesor de historia del instituto de Sotrondio Rogelio Díaz Carbajosa dejaron en el cauce fluvial del Esla, en la ribera de Gradefes, unos golpes de agua procedentes del Nalón y recogidos en Laviana. Era ese acto simbólico del cruce de aguas que sirve para unir a dos corrientes fluviales que nacen muy cerca una de otra. En las vertientes de los montes de Tarna, la asturiana y la leonesa, se encuentran esos manantiales acuosos y que tienen bastante en común, aparte de la proximidad de su nacencia destaca que el Nalón es el río más importante de la cornisa cantábrica y el Esla, ese río histórico -Astura- que dio nombre a Asturias, el cauce más destacado de León y el afluente del Duero más notable de todos los tributarios españoles.

Esta alegoría de los ríos hermanos fue perfectamente interpretada por el docente y precursor de esta iniciativa, Rogelio García Carbajosa. Tras la suelta del agua del Nalón en el Esla, el profesor ofertó unas palabras sentidas sobre la historia de estos dos cauces fluviales y habló de la importancia de un simbolismo cargado de razón fluvial y verdad histórica. Tras su breve discurso, con datos referenciales hacia Gradefes y el pueblo cercano de Villanófar, se lanzó un ramo de flores al río leonés y se entonó el "Asturias Patria Querida". Todos los presentes disfrutaron de este momento afectivo y ya piensan organizar para el próximo año un acto con más fuerza participativa y con la colaboración decisiva del Ayuntamiento de Gradefes. Precisamente su alcalde, Amador Aller, señaló más tarde a pie de río que " éste hecho tan significativo del cruce de aguas entre el Nalón asturiano y el Esla leonés viene a demostrar la unión sentimental entre dos pueblos íntimos y es una manera sencilla de refrendar esos lazos amistosos para que perduren en el tiempo." Aller apuntó que en la próxima edición quiere que coincida este acto fluvial con la fiesta del veraneante en Gradefes y la participación de todos los pendones y pendonetas del municipio leonés. Un término municipal con un patrimonio artístico notable, sobresaliendo en su feudo el Monasterio cisterciense de Santa María del siglo XII y muy cerca de otro monasterio, San Pedro de Eslonza, actualmente derruido y abandonado, junto con la soberbia iglesia mozárabe de San Miguel de la Escalada. Tres joyas monumentales e históricas que dicen mucho del devenir cronístico de Gradefes y la comarca de Rueda.

Fiesta en Villanófar

Concluidos los actos del cruce de aguas y todo el entramado protocolario, los presentes se dirigieron hacia la localidad de Villanófar donde les esperaba el broche gastronómico con la preparación de un cordero a la estaca al estilo del Alto Nalón. Tres asadores procedentes de Pola de Laviana organizaron ese ágape con estilo y diligencia, tras más de cuatro horas de asado en una rueda metálica y con leña de roble para satisfacción de los comensales. Los trozos de cordero de Peña Mayor ensartados en vara de avellanos con la marca de José Tomás causaron sensación a todo el grupo por su buen hacer y perfecta asadura. Los asadores en cuestión, Pancracio Chispitas, Tino Chapa e Iván Sanguino son profesionales del ramo y llevan ese cordero a la estaca allá donde les demanden. Todos los fines de semana participan, con su furgoneta y sus útiles, en asados colectivos en Asturias y León, y su labor está siendo reconocida en esos lugares donde esos corderos al golpe de fuego de leña son la delicia de los probadores. El anfitrión en Villanófar fue el abogado lavianés Manuel Amalio Díaz Barbón quién se encargó de la intendencia organizativa y de que todos los asistentes salieran de su predio estival dichosos y complacidos. Y el cierre culinario se llevó a efecto con la dulcería lavianesa donde no faltaron los bartolos para endulzar una jornada amena, lúdica, amistosa y ahíta de historia y sentimiento. Para el próximo año la fiesta en la ribera del Esla tendrá muchos más componentes y actividades con la oficialidad por montera, la gaita de fondo, la dulzaina y el tamboril presentes y los pendones municipales al aire leonés. Y todo húmedo y cubierto con las aguas de dos ríos históricos, el Esla y el Nalón.