"La idea era no quedarnos sin fiestas", explica José Miguel Rodríguez, uno de los promotores del homenaje que ayer tributaron los vecinos de San Esteban de las Cruces a la Virgen de las Nieves. Rodríguez, junto a Ana Montes, María Jesús Prada y José Ramón Huerta, compartieron el día con los vecinos de la parroquia ovetense para que nadie se quedara sin celebrar sus festejos pese a la falta de presupuesto impidió un programa más amplio.

La iglesia del lugar acogió por la mañana una misa, que fue seguida de una procesión a ritmo de gaita y tambor. Pero el plato fuerte del día -y nunca mejor dicho- se encontraba en la cocina de un bar de la parroquia: una pota de fabada esperaba a todo aquél que quisiera compartir la comida y confraternizar con sus vecinos. Más de treinta personas se reunieron en el establecimiento para dar buena cuenta de la fabada, a la que la gente no pudo resistirse pese a que la temperatura ambiente parecía invitar a la degustación de un menú más ligero.

"Ha sido como una comida entre amigos, lo hemos pasado muy bien", explicaba José Ramón Huerta, tras degustar el plato que las hermanas Montes prepararon para que a todo vecino se le hiciera la boca agua.

Tras el éxito y la buena acogida de la celebración de ayer, los propulsores de esta iniciativa se plantean "repetirla y aumentarla" para el próximo año.