En Candás han levantado el telón y se asoman por unos días al mundo de los títeres, a ese maravilloso y mágico, para algunos, mundo. Y también antiguo, porque las marionetas tienen un origen muy antiguo. El Festival de Títeres, que patrocina LA NUEVA ESPAÑA, expone un total de quince marionetas esta semana en el Teatro Prendes de Candás.

Muchos son los niños que estos días se acercan a la muestra y se interesan por la historia y origen de los muñecos que tanto les llaman la atención. Los títeres nacieron con la imaginación y pertenecen a todos los tiempos y a todos los lugares de la tierra, cuentan los expertos en este arte.

La compañía Yheppa ha conseguido reunir estos personajes animados que se pueden ver en la exposición a lo largo de todos sus viajes por todo el mundo, aunque algunos han sido cedidos por compañías como la de Beto Hinça, con su marioneta "Ofelia" de guante, proveniente de Portugal. En la exposición se pueden observar también diferentes tipos de marionetas: de guante, varilla, hilos, sombras e imanes, todas ellas con un algún secreto detrás.

De China proceden dos tipos de títeres: el de guante a tres dedos y los del teatro de sombras, hechos a mano y con piel de vaca. Los chinos conocen a los títeres desde tiempos remotos. Hicieron su aparición en los ritos religiosos y en las calles, entre las gentes del pueblo.

Según las crónicas, los llevaban los músicos andariegos pasando por Japón hasta Corea. Allí llegaron a una perfección extraordinaria, estaban tallados en madera y movían las cejas, los ojos, la boca y articulaban los dedos de las manos. Algunos son muy grandes y de un mecanismo tan complicado que para manejar una sola marioneta hacen falta tres titiriteros.

Desde la República Checa e Italia llegan a Candás los "pupis": dicen los checos con orgullo que su país es el único del mundo donde el teatro de títeres alcanza el rango de carrera universitaria. Praga ha demostrado ser una de las ciudades con mayor tradición marionetística del mundo.

Tailandia, Irán, India, Rusia, Túnez y España son los países que completan la colección de marionetas que se puede ver en el Prendes y que han conseguido representar el ambiente escénico de la historia. Muchas veces estos muñecos servían también para ocultar a los titiriteros, con el fin de aumentar la ilusión de que los títeres tienen vida propia.

La exposición no olvida el títere más pequeño del mundo, el de dedo. Generalmente representa animales y son hechos de tela.

En la época medieval, las representaciones de teatro de títeres solían dedicarse a historias guerreras que ilustraban las tomas de los castillos y las epopeyas de caballeros y cruzados. Hoy en día los cuentos han cambiado y la ilusión de los titiriteros es conseguir sacar el máximo de sonrisas de los más pequeños, convirtiéndolos en protagonistas. Algo que, a juzgar por el éxito de las funciones del festival, se está consiguiendo esta semana en Candás.