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El inspector de "puxarra"

Un puestín que lucha contra desempleo y garrafón

El botellón está muy mal. Cierto. Poco higiénico y nada saludable. Peor aún si se practica en las fiestas de prau, donde las comisiones se desviven durante todo el año para traer a las mejores orquestas sin recibir nada a cambio. Si acaso la crítica de algún vecino que encima no mueve ni un dedo para colaborar en los festejos. Qué menos que consumir algo en la barraca para echar una mano. Cae de cajón. Ahora bien, igual que se persigue a los jóvenes que beben por las calles sin control, debería existir un inspector de "puxarra". Sí, sí, han leído bien. Creo que es más que necesaria una persona que se encargue de controlar que los empresarios no den garrafón ni sirvan copas de esas que con sólo olerlas ya tienes resaca para cuatro días. Porque pase que en ocasiones te cobren siete euros por un cuba libre o que la mitad del vaso esté rellena con hielos de esos tan gigantes que si te cae uno en un pie te haga un esguince. O todo lo contrario: que te lo dan más caliente que el biberón de tu prima. Pero lo que no puede ser es que te plantes, tan pichi, en la terraza de una sidrería y en pleno mes de agosto escuches al jefe del chigre cuchichear con el camarero: "a esos da-yos puxarra que paez que son foriatos" para que acto seguido te escancien unos culinos- si tienes suerte porque ahora va todo mecanizado- que por el sabor sirvan más para aliñar una ensalada. Por eso debería existir el más que necesario oficio de inspector de puxarra. Ya me lo imagino. El héroe del pueblo. Y encima se reduce el problema del desempleo. Salimos todos ganando.

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