"La asamblea de las mujeres" es la obra del verano. Y no lo digo yo. Lo dijeron en Mérida estos días pasados las 30.282 personas que decidieron llenar el Teatro Romano y no las terrazas de los bares. Con este calor. A este mogollón se suma esta noche un millar más. Serán los que llenen el auditorio del Niemeyer, donde no cabe una brizna más de aficionados. Niemeyer tenía una visión a lo grande de la cultura, pero "La asamblea de las mujeres" es demasiado. La dirección del complejo cultural me asegura que intentó una doble función, pero fue imposible. El espectáculo cuenta con nueve actores, todos de su padre y de su madre, comprometidos para los diez días de oro en Mérida. Y para algo más, pero no mucho.

Después de Avilés, la compañía está comprometida, por el momento, con los festivales de Cartagena y de Sagunto. Y, después, la productora pensaba en recoger. Estos días pasados comentaban los actores que nadie cierra un negocio cuando está en lo más alto. Pentación -la productora de la comedia- es una de las más importantes del país en su menester. Los actores, lo han confesado, quieren seguir dando vida a los personajes de la chirigota en que Echanove ha transformado "La asamblea de las mujeres", pero son conscientes de que el montaje es gigante y que hilar con bolillos lleva su coste y que todo deseo se puede desquebrajar.

Los aficionados de Avilés hace días que se quedaron sin entradas. Desde el Niemeyer se había barajado la posibilidad de hacer una representación en la plaza "abierta a los hombres y mujeres de todo el mundo", que dijo Niemeyer. Pero eso se descartó muy pronto. Echanove me explicó que era cosa de la altura de la boca del escenario al aire libre: demasiado alto tanto para los espectadores como para la propia compañía, que se vería obligada a remontar una escena que, en el interior del auditorio, se salva con la gorra.

Hace algunos años -ya van tres- el Centro Niemeyer y el Festival de Teatro Clásico de Mérida sellaron una alianza para traer a Avilés las funciones más clásicas del encuentro cultural del verano en España. El resultado de esa alianza es más que óptimo: "Hécuba", "Pluto" y, ahora, "La asamblea de las mujeres", pero una asamblea tamizada por el talento compartido del escritor Bernardo Sánchez y el director Juan Echanove. Este llegó ayer tarde de Bilbao para ponerse por entero al servicio de los avilesinos que quieren ver a Lolita siendo Praxágora y animando a las mujeres a tomar el poder.