"Es una virgen pequeñina, pero galana. Y los salenses tenemos mucha fe en ella". Manuel González es uno de los romeros que, ayer, disfrutaron de la fiesta de Nuestra Señora del Viso, la patrona del concejo de Salas. Hasta la ermita mariana acudieron los fieles para honrar la imagen, con la que procesionaron y a la que se rindieron durante el oficio con emoción. "Esto es lo más grande que hay y ella es muy cumplidora, todo lo que le pedí me lo dio", comentaba Francisca Menéndez. Pero en el Viso no todo es devoción y los vecinos también disfrutaron durante el día de la comida campestre, animada por las charangas y, sobre todo, el buen ánimo.

La jornada comenzó a las nueve de la mañana con el lanzamiento de voladores, que avisó a los vecinos del inicio de la subida hasta la ermita. Tras la procesión, se ofició una misa al aire libre cantada por la coral "Villa de Salas" y acompañada por gaitas, durante la que el párroco animó a los fieles a evangelizar en el día a día, lo que denominó como "la alegría de comunicar la fe en Dios, que se preocupa por nosotros". Y es que la novena de la Virgen del Viso estuvo dedicada, precisamente, a la labor evangelizadora porque "después de la cruz está el amor y la gloria de Dios". El oficio emocionó a los fieles, pese a los constantes problemas de sonido.

Una vez honrada la Virgen, los salenses se dispusieron a disfrutar del día más especial del año: "Es la fiesta de la amistad", decía Nieves Rico. La sidra, la cerveza y el vermú de solera comenzaron a correr como la pólvora entre los romeros.

Así se llegó a la hora de comer. Tortillas, empanadas, bollos, filetes y hasta un bollo relleno de cachopo se pudieron degustar en el prao, en un ambiente animado por la charanga "Picante" de Gijón y la banda de gaitas "Aires de Valdés".

"Es una fiesta muy familiar para pasarlo bien y como dice la inscripción de la ermita, 'oh mi Virgen del Viso, yo de ti no me despido que el año que viene tengo que volver si vivo", decía Rosa Feito. A lo que su amiga, Nieves Rico, añadía: "Y emborracharnos un poco con moderación".

"Soy salense y 'visero' a tope", apuntaba Javier Visito, mientras disfrutaba con los amigos. "Es la fiesta más especial para nosotros y la más esperada del año", añadía. El grupo de amigos de Visito llevaba desde la noche del viernes festejando. Y como ellos, la mayoría. "Desde ayer y toda la mañana bebiendo", indicaba David Balsera. Al que pronto le salió un fan, el candamín Javier Fernández: "Lo que pasa es que Balsera está a otro nivel".

La fiesta de la Virgen del Viso es tan importante para los salenses que muchos de los que viven fuera procuran siempre estar el día 15 de agosto en casa. Entre ellos, Ángela García Argüelles, quien llevaba tres años sin pisar el prao y ayer no cabía en sí de gozo: "¿Sabes lo que es escuchar las gaitas a las nueve de la mañana desde casa? Provoca la emoción más grande del mundo". Y luego están las tradiciones que cada grupo de amigos protagoniza. A ellas les gusta más subir "tirando de dedo" y en la comida que no falten los canutillos rellenos de crema de Celina.

La tarde estuvo animada por las charangas y las gaitas poniendo a bailar a los romeros, quienes disfrutaron hasta última hora de la noche en la zona porque "aquí nos vamos cuando queda el último", apuntaba Laura Fernández. Después, los participantes bajaron a pie a Salas en un pasacalles amenizado por la charanga "Picante", a la que se sumaron "L'Struendo" de Salas y "El Felechu" de Corvera, que culminó en el centro de la villa dando lugar a una noche más de fiesta, marcada por la devoción y la amistad.