Hace ya tiempo que se perdió la batalla del respeto en esta sociedad entre unos y otros. El dejar salir antes de entrar, tratar de usted a un desconocido o cederle el asiento del autobús a una persona mayor son ya recuerdos de hemeroteca. La sociedad pasó de la libertad al libertinaje sin que nadie lo remediase. La libertad de expresión ha traicionado su verdadero ser para convertirse en una herramienta de difamación soez y barriobajera. El contagio proviene de la televisión y ha calado en la sociedad. A pie de calle y a través de redes sociales donde muchos cobardes se esconden tras un apodo. Los gritos en la tarde de ayer vertidos por las hordas del no a lo que no me gusta, no tienen un pase. Ellos que tienen tanta preocupación por los niños osaron entonar "No estamos todos falta Paquirri". Los ideólogos de la consigna, que no son todos, por fortuna, no me extraña que se dediquen a defender los interesases de los animales. Quien a los suyos parece buena honra merece.

Al grito de "vivan los toros y vivan los toreros" rompía el paseíllo en El Bibio con menos parroquianos en los tendidos de lo que cabe esperar un día de Begoña pero más de 4.500 espectadores al fin y al cabo. Ya tienen ustedes hecho el referéndum. Ahórrense el papeleo y la tala indiscriminada de árboles para hacer papeletas que salvo que la biología en "llingua" asturiana haya descatalogado a las plantas como seres vivos, entiendo que sufren y padecen. Y déjennos en paz porque ya fiede.

Volvía Fernando Robleño a cumplir con su segunda tarde en el abono gijonés. Sorteó el mejor toro del encierro para abrir plaza. "Chaparrito" de nombre. Excelente. Lo vio pronto Robleño que lo intentó lucir en varas con dos entradas al caballo y se apresuró a brindar al público. Sacó provecho de los doblones y probaturas iniciales cuajó una tanda por el pitón derecho.

Sobre la zurda compuso junto a "Chaparrito" momento de verdadera emoción. Naturales con empaque, ganándole un paso, y con ligazón y temple. El toro iba a más, con nobleza y arrastrando el hocico por el ruedo. Un gran toro merecedor de la vuelta al ruedo. Ojo. Siempre que Robleño hubiese paseado dos orejas. El público no pidió el doble trofeo, era el primer toro de la tarde, y el presidente, con buen criterio, no quiso anteponer el triunfo del toro, fuertemente ovacionado en el arrastre, al de Robleño. Sería injusto a la par que de mal aficionado.

Con el incierto, y en consecuencia exigente, cinqueño que hizo cuarto Robleño puso sobre la mesa la experiencia de media vida bailando con la más fea. El oficio le sirvió para ayudarse de la voz a centrar la descompuesta embestida del toro de Adolfo Martín y a base de exponerse, de jugarse la cornada, logró muletazos estimables , de uno en uno a cada cual más meritorio, en una faena de largo metraje epilogada por una tanda al natural. Antes de enterrar la tizona en lo alto sonó un aviso.

José Garrido trenzó el paseíllo desmonterado como señal inequívoca de su debut como matador de toros en El Bibio. Pero no era nuevo en esta plaza. Hace tres años cortaba tres orejas en la novillada nocturna. Esta vez fueron dos. Una en cada toro. Garrido demostró entonces ser torero a tener en cuenta y con poco más de cuatro meses de alternativa lo corrobora. Posee las virtudes propias de la juventud como la entrega y querer agradar pero sin los defectos que ello conlleva como amontonarse y no canalizar las ideas. Tiene detrás, como apoderado, a Raúl Gracia, "El Tato", matador de toros curtido en mil batallas y siempre ha esta muy ligado a uno de los dos toreros con más oficio del escalafón como es Antonio Ferrera. El otro estaba toreando a su lado esta tarde.

Garrido saludó bonito con el capote a sus dos toros. Más estirado a la verónica, con capotazos muy ceñidos y ganando terreno con su primero y batiéndose por abajo para centrar la embestida del sexto tras una larga cambiada y un farol de rodillas. El tercero de Adolfo Martín resultó encastado y humilló en su embestida de corto viaje. El sexto ofreció un extraordinario pitón izquierdo con el que Garrido estuvo en una gran dimensión. Se sucedieron los naturales, suaves, de buen trazo con un toro de Adolfo que se fue viniendo más arriba al igual que el torero. Con emoción. Una estocada efectiva le dio una oreja que le abría la Puerta Grande. Tenía otra ya en el esportón también por una faena de izquierdas en la que mostró mucha firmeza aguantando los parones del incierto toro de Adolfo.

Una oreja paseó Miguel Ángel Perera en su primera cita. Brindó al público al cinqueño segundo al que recibió a la verónica rematando con una media de cartel. Quitó por delantales tras dejarse vivo al toro en el caballo. Declaración de intenciones en el gesto del torero extremeño de elegir Gijón para lidiar una corrida de toros de Adolfo Martín. El toro humilló mucho de inicio, con prontitud y codicia. Toreó al natural sobre la diestra hasta que el nobilísimo astado se fue apagando. Se atascó con los aceros y tras un aviso el toro se puso complicado para descabeller. Atronó a su oponente al segundo golpe con la cruceta.

El quinto embistió a media altura, sin terminar de emplearse y con final rajado. Perera dio con la tecla para esbozar estimables muletazos en labor intermitente donde predominó la mano izquierda.

Se jugaba José Garrido salir en hombros cuando de pronto un aficionado espetó desde el tendido de sol "Viva las fiestas de Begoña". Obtuvo respuesta en la sombra: "viva la libertad en los toros sin que nos acorralen". Pero eso ya depende de los políticos. Que hablan de bifobia porque ponen una vela a Dios y otra al diablo. Vamos, que te dicen sí y luego votan no. ¡Qué ganao!