Pablo Carreño todavía recuerda cuando era un proyecto de tenista y acudía como un joven más a disfrutar con el Trofeo "Dionisio Nespral" para ver de cerca a los deportistas más punteros. Tanto en la pista del Club de Tenis de Gijón como en las exhibiciones en la calle. Ayer, antes de pelotear en el Náutico junto a la pequeña Carlota Fernández, de siete años, en su memoria dibujaba el momento en el que él vio de cerca a Tommy Robredo. Un día que le hizo mucha ilusión y que no olvida. Como tampoco lo harán los miembros de la escuela del Club Tenis que disfrutaron jugando sobre la pista levantada de forma provisional en el Náutico junto con Pablo Carreño, Álex Álvarez, Ramón del Olmo, Andrés Fernández Cánovas y Dani Muñoz de la Nava.

"Es una pasada verles y poder jugar con ellos", señala Fernando Merédiz, de trece años, y con una década a sus espaldas alternando el tenis con el fútbol en el Colegio La Inmaculada. "De momento me toca ser recogepelotas, pero hasta de esto se aprende. Es una pasada ver el tenis aquí en la calle", añade.

La exhibición se alargó durante casi una hora. A mediodía, justo cuando comenzaban a pelotear Del Olmo y Fernández Cánovas, el sol y el calor apretaban con fuerza en el Náutico. Quizás por eso hubo menos curiosos que otros años, pero los que se acercaron disfrutaron a lo grande. "El objetivo es que la gente tenga los jugadores delante, pueda verlos, tocarlos, hacerse fotos con ellos. Y que en definitiva vean que son accesibles, y que se animen luego a disfrutar de un partido de verdad en el Club de Tenis dentro de esta competición", explica Andrés Muñiz, director técnico del Dionisio Nespral.

Las exhibiciones de tenis en la calle con motivo de este torneo cumplen ya un lustro. El Parchís o el entorno de la iglesia de San Pedro fueron los otros lugares elegidos con anterioridad para mostrar un deporte con mucho arraigo en la ciudad. "Es un lujo tener a dos gijoneses este año", señala Muñiz. La atracción principal fue Pablo Carreño. Pero Axel Álvarez tampoco se quedo atrás. Los hermanos Eugenia y Javier Indurain, de once y ocho años, respectivamente, jugaron un partido de dobles junto a ambos. Y les hicieron sudar la gota gorda. Incluso Carreño, número 56 del mundo, tuvo que exprimirse al máximo para llegar a alguna bola durante la exhibición.

El tenis en la calle es una oportunidad para ganar adeptos a este deporte y descubrir incluso alguna que otra promesa. "El futuro son los niños pequeños, los que empiezan desde la escuela. Se tiene que animar a todos para que jueguen", comenta un Pablo Carreño que recuerda el motivo por el que se enganchó a la raqueta: "Empecé gracias a mi hermana. Creo que cualquier excusa es buena para empezar".

Todos tuvieron su momento para jugar. Alguno, como Álvaro Domínguez, que compagina el tenis con la natación y el fútbol, tenían que controlarse para no saltar antes de su momento. "Pablo Carreño es muy bueno y me encanta poder jugar con él. Pero mi ídolo es Rafa Nadal", relata.

El tenis vivió ayer una jornada muy intensa. Por la mañana con los protagonistas peloteando en una improvisada pista en la calle. Y por la tarde compitiendo al máximo nivel en el Club de Tenis de Gijón. Más de un paseante se quedó sorprendido con la exhibición y preguntó dónde jugaban por la tarde. "Carreño ahora mismo es el reclamo número uno. Tenemos que aprovechar su presencia", concluye Andrés Muñiz.