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Tazones, a la moda del siglo XVI

Las mujeres lucirán en el Desembarco ropajes de época y nuevos gorros corniformes como los que sorprendieron al cronista de Carlos V

Tazones, a la moda del siglo XVI

La moda de principios del siglo XVI se impone en Tazones. Varias mujeres lucirán mañana los tocados corniformes que tanto llamaron la atención del cronista Laurent Vital, quien acompañaba al futuro emperador Carlos V -entonces, aún príncipe- cuando en septiembre de 1517 puso por primera vez un pie en territorio español, concretamente, en el puerto tazoniego. La intención es que la recreación del histórico desembarco (mañana, a las 19.30 horas) sea lo más fiel posible a la realidad, así que este año se han puesto manos a la obra para realizar cuatro gorros nuevos, que se sumarán al otro que ya lució una de las mujeres del pueblo el año pasado.

No ha sido una tarea fácil, explica la presidenta de la asociación "I Desembarco de Carlos V", Cristina Carneado, porque al ser corniformes, los tocados son más complicados. Además, sólo disponen de unos grabados como guía. "Se supone que los llevaban todas las mujeres entonces", argumenta Carneado. "Cada uno tenía un significado y algunos eran de castigo. Era diferente si estabas soltera, casada o viuda?". Además, la forma del cuerno del sombrero y la altura determinaba el rango de quien lo portaba. Era un tocado habitual en la Cornisa Cantábrica y no podían llevarlo las vírgenes.

Para su confección han utilizado tela de algodón y cada uno de los que han elaborado es distinto. También intentarán recrear con pañuelos los tocados de la época, ya que de momento no tienen un sombrero para todas.

Laurent Vital tomó buena nota de aquellos tocados femeninos y así dejó escritas sus impresiones en el diario de a bordo: "Las mujeres de aquellas regiones van vestidas sobriamente con telas de poco precio y lo más a menudo sus hábitos no son más que de lienzo. Sus adornos y atavíos de cabeza son extraños y tan altos y largos". Los compara con los que "en tiempos pasados solían ser los de las damas y doncellas con sus altos tamboriles, pero no son tales". Y añade: " Están hechos como respaldos, cubierto por debajo de tela, bastante al estilo pagano, resultándoles muy penosos de llevar". Además de haberle horrorizado, critica que eran "muy costosos por la gran cantidad de tela que emplean en ellos, pues les cuesta tanto como el resto de sus vestidos". El cronista no escatima en detalles y para ser gráfico en sus explicaciones compara que llevar estos tocados era como colocarse en la cabeza "ocho o diez pisos de colmenas cubiertos con una gran tela" o ponerse encima "una gran cesta de cerezas".

Vital siguió informando que al proseguir el viaje descubrió que las riosellanas llevaban tocados similares a los de las tazoneras: "Primero vi a las mujeres con adornos hechos de estrafalaria manera, pues parecía que llevasen en sus cabezas fárragos o canutos, o, hablando más entendida y honestamente, como esas cosas con que los hombres hacen los niños. Es el más loco adorno de mujeres que jamás he visto".

El cronista alude también al carácter fálico que se les suele atribuir a los sombreros corniformes. Según la crónica de la época, a Carlos V al resto de la corte no les impactaron tanto y simplemente se echaron a reír porque les parecieron divertidos.

El relato de Laurent Vital es muy valioso para conocer cómo era la indumentaria en aquella época no sólo en Tazones, también en Asturias. En Tazones han tomado buena nota para reproducir aquellas ropas que se encontró Carlos V a su llegada al puerto marinero: más bien humildes y prácticas. A pesar de la austeridad en el vestir, destacaban entre los adornos de las mozas casaderas rosarios de azabache, lignito que abundaba en Les Mariñes y muy popular entonces.

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