En el Campo Valdés hubo ayer clases intensivas. De escanciado y corrieron a cargo de la profesional Loreto García, que pudo lucir sus conocimientos en el arte de echar la sidra ante 17 participantes, algunos de ellos venidos desde distintos puntos de la geografía española, como Madrid, Galicia, San Sebastián o León. Fue el de ayer el primer curso de escanciado de la XXIV edición de la Fiesta de la Sidra Natural que se está celebrando en Gijón.

Loreto García, campeona de Asturias en el año 2009 en su disciplina, destacó "la necesidad que tiene la sidra de abrirse, de estar viva" y para ello "escanciarla es un requisito indispensable". "Se trata de una bebida que contiene un gas carbónico que solo se libera al escanciar, de lo contrario, no espalma y se muere, siendo el sabor completamente diferente", explicó a sus alumnos y a todo el público congregado en la zona del Campo Valdés.

Sobre las condiciones necesarios para echar la sidra correctamente, la respetada escanciadora contó, a su juicio, que "no existe secreto alguno. Hay personas que escancian de una manera diferente a la que nos enseñan en los concursos y lo hacen muy bien. Lo más importante es que te guste. A partir de ahí es cuestión de practicar y practicar. Una vez que aprendes, es como montar en bicicleta, no se olvida", confesó. Aun así, la asturiana dejó claro que "ser un buen escanciador, lleva muchas horas durante muchos meses". "Mi objetivo es que hoy los asistentes al curso aprendan cómo se echa la sidra de a pié", zanjó.

Como si de un aula se tratase, varias mesas, con sus correspondientes sillas, fueron habilitadas para que los participantes al curso se encontraran cómodos. Dispuestos a recibir la lección y en primera fila se encontraban el gijonés Pablo Casariegas, de 28 años, y los donostiarras Isabel, de 66, y Carlos Quintana, de 44. "En Guipúzcoa hay mucha tradición sidrera, así que hemos venido a Asturias, la cuna de la sidra, para aprender porque nos parece algo muy curioso, interesante y bonito", declararon los visitantes. A su lado, esperaba la madrileña Cristina Fernández, de 34 años que admitió su predilección por la sidra. "Me gusta mucho. No sé escanciar, así que siempre utilizo el tapón y evidentemente no es lo mismo. Espero aprender", contó.

Unos metros más allá, Germán Villar, gijonés de 37 años, se encontraba acompañado de su pareja, Eva Camaño, de 32, y proveniente de Galicia. "Con el cuento de que soy asturiano, cuando voy a Galicia siempre me mandan escanciar, así que hoy espero perfeccionar mi técnica para defenderme" relató Villar. "Me gustaría aprender a escanciar porque vengo mucho a Gijón" reconoció Camaño. Entre risas y correciones la clase, al igual que el gas carbónico que desprende, se esfumó rápidamente con el objetivo cumplido y ante la mirada de muchos curiosos que se acercaron.