Una de las que levanta emociones allá donde se cante es la "Asturias" de Víctor Manuel sobre el texto de Garfias. Poveda, que la cantó en la gira "50 años no es nada" en Oviedo y en Madrid, dijo, tras la experiencia al lado del cantante de Mieres, que fue emocionante ver a la gente corearla con las banderas asturianas. Son canciones no festivas, pero sí lo son de celebración. Himnos que superan cualquier circunstancia. Víctor Manuel las tiene muy buenas en este sentido reivindicativo-emotivo. También las tiene de irrepetible y bella melancolía al estilo de "Sólo pienso en ti", de lo mejor de la música popular española.
La canción-himno, la que provoca el encendido de mecheros (ahora luz de móvil), asoma en todos tipo de eventos y aprovechando esos momentos en que se hace un tiempo muerto para cambiar los agitados "Lololoolololo" (tarareo futbolero nacido del estribillo de "Seven Nation Army", de "White Stripe") o los "Hey, hey, hey" de "Paquito el Chocolatero" por piezas que llegan al corazón, y de las que "Asturias" es un ejemplo total.
Ahora bien, las hay también del modelo tierno por distintas razones: piezas como "Monday, monday", de "Mamas and The Papas"; "Hey Jude", de los "Beatles" o "Imagine", de Lennon, por citar algunos ejemplos.
Aún hay otro modelo, pero aparece en estado de descarga de energía absoluta. Un punto en que la fiesta comienza a desbarrar y se cuela "Satisfaction". O, de pronto, alguien se acuerda de evocar tiempos de pista de discoteca con "In the Navy", de los "Village People". En todo caso, todo lo que aparece es magnífico en su género. Y, sobre todo, trae grandes recuerdos de su vida a cada cual. Al fin y al cabo, ésa es la razón de las grandes canciones: el viaje al pasado. Así pues, estimado lector/a, seguramente está ahora tarareando la suya. Y con ese tarareo le decimos hasta la próxima con un último modelo, el de excursión: "Adiós con el corazón...".
