"La cría es algo más romántico que rentable todavía en España". Jesús Kocina, propietario de caballos en la empresa Hípica Porceyo, vive cada un año el Concurso Internacional de Gijón de una forma especial. Disfruta como aficionado, como padre de una amazona que compite, y desde un prisma peculiar: el de criador de caballos en las cuadras. "Esta prueba es muchas veces la culminación de una temporada. Vienes a ver a tus caballos competir, ojear otras opciones y valorar posibles incorporaciones", señala.
En la zona de las cuadras, Gijón, Avilés y Luanco comparten un espacio con las mejores piezas de competición. Junto a Jesús Kocina se encuentran también Alberto Honrubia y Santiago Núñez. Éste último participa con dos yeguas, una belga y otra francesa de la empresa que tiene junto a su mujer, la Cuadra Casa Capellán. "Aquí en Asturias no solo existe afición, también unas condiciones muy buenas para la cría, que se puede considerar una alternativa importante al campo", desgrana.
Kocina y Núñez son los ojeadores del mundo de la hípica. Los descubren cuando tienen pocos años, los crían y los preparan para la competición. Pero lo hacen desde la base de la cadena. "Un caballo de gran nivel mundial te puede valer una fortuna, pero es muy difícil llegar hasta ahí. Tienes que tener medios. Lo normal es venderlo antes", comenta Kocina, que además descubre las claves del éxito: "Seleccionar buenas madres. Echarle muchos años de cariño y paciencia. Y esperar resultados, porque de cada diez te llega arriba uno".
Las Mestas es un buen lugar para este negocio. Para ojear y para fichar nuevas perlas. "Estamos mirando caballos que sean sementales y buenos", señala Núñez, que además indica cuál es su línea de trabajo: "En nuestras instalaciones de Gozón hacemos transferencia de embriones. Las yeguas compiten y producen a la vez. Aquí lo que buscamos es un buen semental para comprar semen y luego trabajar nosotros en la cría".
