La ruta Santa Isabel de Lugones también se rindió a los encantos de las estrellas del fútbol. La omnipresente batalla por la corona del balompié librada por Messi y Cristiano -o más bien por sus seguidores- quedó aparcada en la celebración de ayer. La organización dedicó la camiseta de este año a los futbolistas, que por una vez aparcaron sus diferencias y consagraron su imagen a las bondades del buen -o mal- beber.

Con el lema "Lo que pasa en la ruta se queda en la ruta", las camisetas representaban a Messi y a Cristiano portando sendos vasos de plástico con calimocho y sendas latas con cerveza, con el color de la cara bien subido de tono. A Messi le hicieron decir "Che pibe, ni pie ni cabeza, "mocho" y cerveza", y a Cristiano Ronaldo, "Me la suda el balón de oro, esta ruta es un tesoro".

El chupinazo sonó a las ocho en punto de la tarde, y desde ese momento, mandaron los líquidos. El agua, en numerosas pistolas y otros tipos de artilugios, regó las calles de la localidad por los diez bares que estaban asentados en el recorrido, y el calimocho y la cerveza regaron las gargantas. Una hora después del pistoletazo de salida era difícil encontrar a alguien seco, por dentro y por fuera. Al inicio de la fiesta, entre los ruteros estaban el alcalde, Ángel García, y el concejal de Hacienda, Alberto Pajares.

Pero ayer el protagonismo era de la masa. Los jóvenes formaban riadas de una a otra calle con una vocación inequívoca de pasárselo bien. "Esto es como una carrera, desde el minuto uno vives con una intensidad tremenda", decía Tato Quirós, de Gijón, que acudió con sus amigos Juan Carlos Aranda y Martín Navarro. "Un amigo nuestro había venido hace tres o cuatro años y nos animó; vinimos por primera vez el año pasado y flipamos; y aquí estamos otra vez. pensamos venir todos los años", explicó Navarro.

Además del rutero común, ataviado con la camiseta azul oficial, había otros más aventurados con disfraces o, simplemente, con pelucas. Y también niños, aunque eran los menos y, eso sí, tenían prohibido consumir alcohol.

"Hay mucha gente que critica esta fiesta, dicen que es un botellón, que nos juntamos para beber y demás, pero yo creo que es como cualquier otra, pero quizá más intensa; lo cierto es que somos muchos, y llama la atención", explicaba Sonia Martino, de Oviedo.

Ella es una de las asiduas de la ruta. Tiene amigos en Lugones y lleva viniendo muchos años. "Cuando empezó lo de la ruta era mucha menos gente, y a penas tenía repercusión, pero ahora llama mucho la atención, es normal que haya gente que proteste", dice, y su amiga Rebeca sí que protesta pero por otra razón: "A ver cuando hacen una camiseta con algo femenino; tenemos el fútbol hasta en la sopa", dijo. Con fútbol o sin él, todos tenían muy claro a lo que iban y lo demostraron desde el minuto uno. Lo que pasa en la ruta, se queda en la ruta.