Mikel Erentxun (Caracas, 1965) es un artesano de la canción, un artista que con un par de acordes y cuatro palabras hace bailar al mismísimo viento. "Corazones" es un canto a la vida, a la libertad, e incluso a la soledad, y un disco que requiere gran fuerza para caminar y volar en solitario. El próximo viernes 8 de julio, el Jardín Botánico de Gijón acoge al vasco en un concierto íntimo y cercano: doscientas personas, él y su guitarra. Erentxun regresa a Gijón con ganas de cantar a la ciudad que cobija a su segundo equipo, el Sporting, siempre después de la Real Sociedad.

-Caminar solo "a corazón abierto" a veces es necesario, ¿no?

-Totalmente, al menos en mi caso. La soledad controlada me gusta mucho y aplicada a mi trabajo estoy descubriendo que también. Es la primera vez que giro en solitario, antes siempre había ido acompañado al menos de un guitarrista o pianista, pero esta vez voy solo y es algo que produce cierto vértigo, pero es emocionante volver a sentirlo cuando subo al escenario.

-En este disco ha aportado el sonido casi en su totalidad: voz, bajo, guitarra? Mucho más trabajo, ¿pero mayor satisfacción?

-Es una satisfacción distinta a la de trabajos anteriores. Siento este disco más mío porque he escrito y grabado las canciones, además de producirlas, con la ayuda de Paco Loco evidentemente. Lo que quiero decir es que ha habido muy pocas manos sobre de mis canciones, así que las siento más cercana que otras.

-Anteriormente ha mencionado la soledad y en este disco habla mucho de soledad, nostalgia, espera? ¿Qué encuentra en estos sentimientos?

-Este disco lo escribí prácticamente en el hospital, donde estaba solo, y echaba de menos a mi gente. Estaba en la UVI, que solo tienes media hora de visita por la mañana y otra media hora por la tarde, y así la soledad es inevitable y la necesidad y añoranza de espacios abiertos también. Realmente lo escribí al salir del hospital, porque solo estuve tres días en la UVI, pero todas las ideas nacieron allí: quería contar lo que había pasado por mi cabeza durante mi estancia hospitalaria y por ello el disco respira esa anhelación de libertad, de salir de donde estoy encerrado.

-Es, precisamente, la desafortunada posibilidad de que su corazón se parase en mayo de 2013 lo que dio lugar a "Corazones". ¿Qué aprendizaje vital supuso ese momento para usted?

-Enorme. Ahora, a tres años vista, todo es bueno. De entrada, este ya es el mejor disco de mi carrera, el más premiado, etcétera. Tengo una mayor calidad de vida, he aprendido a vivir mejor tanto en lo físico: deporte, dieta equilibrada, horas de sueño, nada de fiestas? como en lo personal: valorar más el día a día, las pequeñas cosas, a mis hijos, a mi familia. Creo que salí del hospital siendo mejor persona a todos los niveles. Ya hago una vida normal, así que, aunque le susto fue enorme, creo que tuvo muchos premios.

-¿Cuál es para usted el "Veneno" de la actual sociedad?

-Hay muchos. Vivimos en una sociedad en la que todo se ha convertido en productos de usar y tirar y no valoramos las cosas. No valoramos ni un disco, ir a buscar los niños al colegio, la suerte de tener salud, el acceso a una biblioteca pública? sobre todo los que nacimos en este mundo y no somos conscientes de lo afortunados que somos.

-¿Cómo serían las alas que hagan volar a un corazón salvaje?

-Tienen que ser unas alas metafóricas y están en la mente. Hay que aprender a volar y hacerlo, además, de manera solitaria. Cada uno debe pasar por la experiencia vital de aprender, conocerse y saber qué quiere y a dónde quiere llegar y entonces aprender a volar. Creo que otro gran problema de la sociedad actual es que somos muy sedentarios y hay que salir del nido.

-¿Cuál ha sido "El mejor de tus días"?

-Con lo que te he comentado, te tendría que decir que todos los días [ríe], pero te mentiría porque siempre hay días mejores y peores. Afortunadamente tengo muy buenos días y son mayor número que los malos.

-En muchas de sus canciones habla de "bailar". ¿Cuándo aprendió a bailar bajo la lluvia?

-Me gusta mucho bailar, pero yo no bailo, sino que me muevo al ritmo de la música. Sigo escuchando la música a diario de una manera constante y siempre hay algo que baila, como la mano en el volante.

-Cuando tiene una "canción contra las cuerdas", ¿cómo la libera?

-Es complicado [ríe]. Precisamente la canción habla de lo difícil que es lidiar con una canción cuando se cruza en tu camino. Hay canciones que son como un parto fácil y nacen enseguida, pero la inmensa mayoría cuesta mucho y la vas arrinconando contra las cuerdas hasta que consigues salir victorioso. A veces se queda en puntos y no hay canción, pero es un combate muy atractivo y en el que estoy precisamente ahora readmitido porque estoy preparando las canciones del nuevo disco, así que tengo varias canciones contra las cuerdas en este momento.

-"Ejercicio de dignidad, equilibrio y oficio", así define el nuevo disco. Explíquenos.

-La dignidad es fundamental, es de los aspectos más importante de cada persona. Mi oficio es hacer canciones, porque yo me considero más artesano que artista. Y llevar una vida equilibrada a todos los niveles es fundamental.

-¿Es la música la mejor medicina para curar corazones heridos?

-Al menos en mi caso sí. Cada persona tiene que encontrar su droga. Yo soy muy afortunado porque mi oficio es mi droga. Mucha gente busca la suya más allá de su oficio porque este les parece horroroso y la encuentra en el fútbol, el cine o lo que sea, pero no en su trabajo.

-¿Se puede decir que es usted acérrimo a The Beatles? Si tuviera un submarino amarillo que le permitiera imaginar y crear un mundo, ¿sería como el que anhelaban ellos?

-[Ríe]. No sé si llega a tanto mi imaginario, sobre todo por el fondo de las letras, pero musicalmente The Beatles sí es el grupo que más me ha influido aunque quizá en el contenido lírico no tanto, así que no imagino un mundo tan amarillo como ellos [Ríe]. A ese nivel prefiero quedarme con Bob Dylan, pero musicalmente The Beatles sí es el grupo que más me gusta.

-A diferencia de otros conciertos, este será íntimo, cercano? ¿Qué es para usted lo más especial de este tipo de conciertos?

-El contacto con la gente. A diferencia de los que estamos haciendo con Duncan Dhu, como el del otro día en Rubí con 20.000 personas, no ves ni una sola cara. En estos conciertos veo si a la gente le está gustando, si está bostezando, si está emocionado, si llora, si canta, si ríe? y esto es maravilloso. Te sientes como un pequeño dios, porque sientes que puedes controlar lo que está pasando. -¿Tenía ganas de volver a Gijón? ¿Qué espera de la noche del viernes?

-Espero que salga igual de bien que las últimas veces que he estado. Gijón siempre me ha tratado muy bien. Me encanta Gijón, me encanta Asturias, tengo amigos allí y soy muy del Sporting, que es mi segundo equipo, después de la Real Sociedad. Tengo muchísimas ganas de este concierto.