La Hamada es el desierto de los desiertos, un lugar inhóspito. En este territorio argelino viven Handi Alehinda, Mafura Mohamed y Abe Dadi. Ninguno de ellos tiene más de 12 años, pero ya saben que son refugiados en un tierra donde la arena hierve bajo el sol. Alehinda, Mohamed y Dadi son tres de los cien niños saharauis que ayer llegaron a Avilés para disfrutar del programa "Vacaciones en paz". En el centro sociocultural de Los Canapés les esperaban familias llegadas a la ciudad desde distintos puntos de la región que acogerán a estos pequeños como si fueran hijos.

Ana Álvarez, de Tineo, recibió con un fuerte abrazo a la pequeña Fatma Fatma Mohamed, de 11 años, que el verano pasado ya correteó por las montañas del Suroccidente asturiano. Tenían ganas de verse. El pasado octubre las fuertes lluvias inundaron los campamentos de refugiados y la familia de Fatma perdió parte de su casa. "Fatma nos trajo alegría. Esta es una experiencia buena y satisfactoria para todos los miembros de la familia", sentenció la tinetense, que acudió a por "su niña" saharaui con su marido, su sobrina y su hija, Alexia González, de 17 años.

Carmen Codesal e Iván Prieto, ambos de Ribadesella, recibieron a su vez al pequeño Abe Dadi. Esta es la primera vez que abren las puertas de su casa a un niño saharaui. Y no podían quitar la sonrisa de su casa. Con más experiencia estaba la familia luanquina de Ailan Brahim, de 12 años. "Ailan lleva viniendo cinco años y este es el último porque a partir de esta edad ya no pueden participar en el programa", explicó Martín Egurrola.

Mafura Mohamed, entre tanto, se deshacía en elogios a Asturias. "De aquí me gusta todo", decía esta joven saharaui que pasará el verano en Avilés con Ángeles y Javier Fernández. Tere Suárez y Wences Díaz, de 70 y 74 años, recogieron a su vez a Handi Alehinda. El hermano de este joven ya estuvo en Tanes (Campo de Caso) y le sufragaron sus estudios durante un año en España. Con Alehinda piensan hacer lo propio. "Lo único que pido es no perder el sentido para poder seguir haciendo esto", reconocía Tere Suárez, abuela de los niños de la arena.

En Avilés se reencontró también Lexan Abrain con su familia de Gijón. Y solo tuvo ojos para su "hermanina asturiana", la pequeña Cristina Díaz, de seis meses. Los pequeños estarán en Asturias hasta los primeros días de septiembre. Entonces cambiarán el asfalto por la arena, el orbayo por el sol y el pescado por cuscús.