"Esto no es mal tiempo, el clima realmente desagradableen esta época del año es el de Jaén". El jienense Vicente Barba, de visita en Oviedo, puede hablar por él y por todos sus compañeros. Los turistas que visitan Asturias sabían a lo que venían. Llueve, y a veces sorprende, y a lo mejor se alteran algunos planes, pero no hay motivo para el mohín. Asturias también se ve bien bajo el paraguas. "No nos esperábamos este tiempo, pero nos encanta Asturias y Oviedo", sentencia Barba.
A pesar de la "sorpresa" que algunos se han llevado con las lluvias veraniegas que castigan estos días al Principado, la mayor parte compartiría con el vallisoletano Patricio Robles la sensación de que "veníamos preparados para este tiempo. Estamos alojados en Ribadesella y con la lluvia decidimos volver a esta maravillosa ciudad que es Oviedo" apunta. La capital era asimismo un refugio válido para Sonia Soler, valenciana, que ayer no pudo bajar el Sella ni visitar los Lagos de Covadonga.
El orbayu del inicio del verano está muy lejos de aguar la fiesta a los visitantes del Principado. En Gijón, tres generaciones de una familia madrileña, los abuelos Pedro del Castillo y Antonia Caballero, su hija Alicia y su nieta Carmen Rueda no cambiaron ayer de planes, pero sí de ropa. Vienen a visitar a la gijonesa Felicidad Camons y tuvieron que pedirle algo prestado. "Venimos todos con ropa de Feli porque veníamos en tirantes. ¡Se supone que es verano!", claman antes de asumir que "venir a Gijón siempre es una incógnita, pero la ciudad nos gusta mucho".
Francisca y Rosalba Maciel, hermanas paraguayas de visita en Gijón, no pueden ocultar su sorpresa. Es su primer verano en España y las ha recibido la lluvia, pero tienen tiempo a que salga el Sol y a cumplir sus dos objetivos, ver Covadonga y las "letronas" de Gijón, que están en plena limpieza. "¡Estamos muy a gusto así, en Madrid hace demasiado calor!" La exclamación es de los Hurtado Morillas, una familia de madrileños sin miedo al orbayu en su segundo verano en Gijón.
En Avilés piensan lo mismo Rafael Fernández, su esposa Celeste Pérez y sus hijos Rafael y Celeste. "Venimos de Madrid y Asturias lloviendo es lo mejor que nos podíamos encontrar. Llevábamos tiempo sin dormir y aquí podemos hacerlo tranquilamente", aseguran, en la misma línea que Eduardo Moreno, Irene Fernández y su hijo Edu, para quienes "es maravilloso dormir con pijama largo y bien arropado". Para visitar el Niemeyer, "el tiempo así está bien", concluyen.
