Ana Villa (Oviedo, 1973) vuelve a su ciudad natal con una de las obras de teatro que más está triunfando en nuestro país en este último año. "El discurso del rey", con la que ha conseguido el premio a mejor actriz secundaria de la Unión de Actores, es una adaptación de la película que lleva el mismo nombre, en la que el terapeuta Lionel Logue ayuda al rey Jorge VI de Inglaterra a superar sus problemas a la hora de hablar en público. Bajo la dirección de Magüi Mira, Ana Villa se pondrá en la piel de Isabel, esposa del monarca, este viernes, en el teatro Campoamor (20.30 horas). Tras participar en cuatro largometrajes, diez series de televisión y siete obras teatrales a nivel nacional, la actriz reflexiona ahora sobre "El discurso del rey", su carrera y su relación con Asturias.

-Interpreta un papel, a priori, secundario, por el peso de los personajes del rey y su logopeda. ¿Cómo se siente de reina?

-Genial, es un papel maravilloso. Desde fuera puede parecer menos importante, pero yo considero a Isabel como un preámbulo de la historia, es fundamental. Sin ella, no habría obra, pues su personaje es el principal apoyo del protagonista, es quien le ayuda a tomar la decisión que motiva todo el desarrollo de la trama posterior.

-Con sólo seis sillas y una butaca en escena, todo el peso recae en ustedes, los intérpretes. ¿O no?

-Magüi Mira utiliza una escenografía muy desnuda, con la que quiere expresar la idea de lo pequeño que es el ser humano, aunque esté en la cima del poder, como lo está el rey. Ahí entramos los actores, que siempre estamos en escena, con lo que logramos empequeñecer esa figura del rey.

-El papel de rey Jorge VI no es nada fácil, ¿cómo ha visto a su compañero Adrián Lastra?

-Es cierto que es complicado, porque parte con un hándicap muy grande que es la tartamudez. Además, nunca es sencillo interpretar a un personaje de otra época y de un ámbito social tan particular como es la realeza. Con todo esto, creo que Adrián Lastra ha hecho un trabajo espectacular, le da mucha verdad al personaje, y el público lo agradece.

-¿ Y a Roberto Álvarez?

-Roberto Álvarez también ha hecho un trabajo increíble, usa muy bien el gran sentido del humor que tiene. Yo creo que incluso le pone más gracia a su personaje que la que tiene en la película. En ese sentido hemos hecho del filme inglés una versión más "a la española". De todos modos, personalmente no creo que la dificultad esté en un papel o en otro.

-¿Dónde está entonces?

-Todo radica en el elenco, tiene que ser muy compacto, porque está en todo momento en escena. Además, el texto de la obra añade algunos fragmentos que expresan partes de la historia en clave onírica. Son escenas de sueños que incluyen coreografías que nos exigen una gran compenetración en escena.

-Volver a contar una historia que ya ha sido recogida en una película oscarizada debe de ser un gran reto.

-Contamos la misma historia, pero de una forma totalmente distinta, se separa mucho del guion que se pudo ver en el cine. Profundizamos mucho más. Se añade algún momento histórico, como el discurso que pronuncia la reina previo a la Segunda Guerra Mundial. En él se dirige a las mujeres del mundo y les da ánimos y trata de inspirar fuerza en ellas para afrontar los duros momentos que se avecinan. La importancia que se le da a la mujer en esta obra es un detalle que particularmente me encanta.

-Habrá quien vaya al teatro esperando ver la película, ¿cómo ha visto la reacción del público en este sentido?

-Impresionante. Es la primera vez en toda mi carrera que puedo decir que todos los teatros están llenos y todo el público se levanta a aplaudirnos al final. Pese a ser una obra que dura dos horas la gente sale encantada y muchos nos dicen que les gusta más que la película. La gente conecta mucho con la historia de superación de alguien que sale adelante poco a poco con la ayuda de los que le rodean.

-En este caso ha sido la reina Isabel, pero, ¿en qué papel de su carrera se encontró mejor?

-Es como preguntarle a un futbolista por el mejor partido de su vida, no sabría cuál elegir. Lo mejor de ser actriz es poder vivir vidas muy distintas y profundizar en todas ellas. Preparar un personaje lleva consigo todo un gran trabajo de investigación que siempre es muy interesante. Me quedo con lo que aún está por llegar, con los desafíos futuros.

-Vuelve a actuar en el Principado tras haber visitado Gijón en febrero, ¿cómo se siente?

-Estoy muy ilusionada por volver a Asturias y en concreto a Oviedo. Además, tengo una relación muy especial con el teatro Campoamor. Mi madre, Lita, y mi tía, Mari, trabajaron allí como sastres de la ópera y la zarzuela durante más de quince años. Además, fue una representación de "El mercader de Venecia" en el Campoamor la que despertó en mí la vocación de actriz a mis 17 años.

-Después estudió Arte Dramático en Gijón y se trasladó a Madrid, donde lleva trabajando desde entonces. ¿Echa de menos Asturias?

-Por supuesto. Afortunadamente, estoy rodeada de asturianos. Roberto Álvarez y José Velasco, el productor, siempre organizan cenas donde nunca falta algo de sidra, tenemos la asturianía muy arraigada. De hecho, este año, le regalamos a José Velasco un manzano por su cumpleaños, y el pasado le llevamos un gaitero. De todos modos, me gustaría pasar mucho más tiempo en Asturias en el futuro.

-¿Y a dónde le lleva ese futuro?

-Actualmente, estoy muy feliz con esta gira, llevamos más de un año desde el estreno en el Teatro Español, en Madrid. También estoy trabajando en televisión, grabando la serie "Centro médico", de televisión española. Lo mejor es que interpreto el papel de Lucía, una psicóloga, mientras realizo mis estudios de psicología. Se podría decir que estoy de prácticas. La Psicología siempre fue mi segunda pasión y, durante los últimos años, he ido aprovechando los huecos que he tenido para estudiar. Ahora mismo curso asignaturas de tercero y de cuarto, y no me importaría acabar ejerciendo. También estoy aprendiendo dramaturgia. Asisto a clases para aprender a escribir teatro. Creo que me estoy abriendo puertas en esta profesión.