La expectación era máxima. Por primera vez en 29 años, Oviedo acogía un acto de la "Semana negra", y el cartel era de relumbrón. Petros Márkaris, uno de los escritores de novela negra más afamados de Europa, hacía acto de presencia ayer al mediodía en la biblioteca de La Granja, en el Campo San Francisco, para someterse a las preguntas de sus lectores que llenaban la sala principal de la biblioteca. "Es la primera vez que vengo a Oviedo. Quiero agradecer el cariño de la gente. Estoy encantado de estar aquí", reconoció el escritor griego en su primera toma de contacto con sus lectores.

Expresándose en francés, con la ayuda de dos traductoras, una de ellas de lenguaje de signos, Márkaris abrió su mente ante sus enfervorecidos lectores para desentrañar los secretos del personaje que le ha hecho una auténtica institución del género literario de novela negra, el comisario Kostas Jaritos. "Estaba trabajando como guionista en la serie de televisión. No estaba motivado, quería dejarlo". Fue entonces cuando empezó a tener las apariciones, como si de fantasmas se tratasen, de "una familia griega de clase media baja con aspiraciones de llegar a más. No dejaban de pasar por mi cabeza". Con frecuencia, se le aparecía el padre de familia para, según él, "torturarme. Creí que sólo podría tratarse de un dentista o de un policía", bromeó."Cuando me di cuenta de que era un policía lo tuve claro". El detective Kostas Jaritos pasaba de ser una idea que martilleaba la cabeza de Márkaris a convertirse en un personaje que sería reconocido en toda Europa.

¿Y cuál fue la clave del éxito? Probablemente que Jaritos, pese a formar parte de una tradicional familia griega y de ser policía, rompe con los moldes de la sociedad griega que originó la crisis helena, a la que Márkaris refleja con ironía en sus libros, y tampoco se ajusta al prototipo de personaje principal de la novela negra, ese policía fracasado, rudo y alcohólico.

Su principal característica es la moderación. Que sigue tanto en su vida familiar como en el trabajo y que le hacen salir airoso de cada situación. No le van los abusos, ni de comida, ni de alcohol -es abstemio- ni tampoco de poder. La contraposición ideal a la sociedad en la que se mueve, llena de excesos y de corrupción. Una sociedad que motiva, según Márkaris, el giro de la novela negra actual "hacia la novela social de los siglos XIX y XX. En la que se parte de un hecho delictivo para retratar la situación social y política del momento como sucedía en obras como 'Los Miserables' o 'Crimen y Castigo'", señaló el autor griego que reconoce recibir inspiración de Vázquez Montalbán." Me dio un consejo que siempre agradeceré, introducir la política en mis novelas", reconoció.

El retrato de la sociedad griega podría asimilarse al de la española. Una guerra civil en los años 40 dividió el país en dos. Décadas después, el enfrentamiento entre izquierda y derecha sigue dando coletazos en determinadas situaciones. Márkaris cree en la reconciliación ideológica y la expresa a través de la relación entre el policía Jaritos y su confidente comunista Zisis. Ambos se conocieron durante la dictadura militar, cuando Jaritos era un joven policía y Zisis un represaliado que sufrió torturas. Pese a venir de mundos opuestos y conocerse en tiempos convulsos, ambos mantienen una estrecha relación de amistad.

Petros Márkaris confesó ante sus lectores en la biblioteca de La Granja tener "mucho cariño" hacia ambos personajes. "De hecho cree a Jaritos a partir de Zisis. La historia es real, Yo tenía a un amigo que estuvo detenido por los militares durante la dictadura. Había un guardia joven que se arriesgaba llevándole cigarrillos y que cuando le daban las duchas de agua helada para torturarle le acercaba después un radiador para calentarse."Mi amigo era Zisis y el guardia era Jaritos, ahí empezó todo", sentenció el autor levantando los aplausos de sus lectores ovetenses, que tuvieron ocasión de verle por primera vez en la capital del Principado.