Pese a que escribió aquellas páginas en las que confesaba que quería ser Paul Auster para hablar más de literatura y menos de lo que ocurre en Cuba, Leonardo Padura (La Habana, 1955) no frunce el ceño ante las inevitables preguntas por la situación sociopolítica de un país que sigue siendo oficialmente comunista, pero en el que se empiezan a palpar algunos cambios tras la reanudación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, "bestia negra" de la revolución cubana durante medio siglo. "No descarto que pueda producirse un cambio político", aseguró ayer el último premio "Princesa de Asturias" de las Letras durante la hora larga en la que conversó, en la "Semana negra" de Gijón, con un nutrido grupo de periodistas.

Padura, que tiene en marcha otra novela de la serie de su peculiar sabueso Mario Conde, aseguró que esa apertura política no se ve por ahora pese a los atisbos de algunas transformaciones económicas, aunque no la descarta. "Pero, bueno, la dialéctica dice otra cosa. Y no se olvide que en el año 2018 Raúl (Castro) dejará de ser presidente, lo que abre interrogaciones". Y más: "Se tratará de mantener el modelo, pero no será ya lo mismo sin las figuras políticas conocidas".

A Padura se le ve a gusto en la "Semana negra": "Ha sido decisiva en mi trabajo como escritor". Llegó como periodista en la primera edición, hace veintinueve años. En Gijón se le ha concedido hasta en dos ocasiones el premio "Hammett". Hizo amistad con Manuel Vázquez Montalbán, González Ledesma, Andreu Martín o Juan Madrid. "Se creó como una cofradía; el festival se ha tenido que adaptar a los distintos momentos culturales, políticos y económicos, pero es una referencia". ¿Y cómo ha cambiado su vida el "Princesa de Asturias" de las Letras? "En ventas de libros no lo sé, pero ha sido personalmente muy importante y yo lo veo como un reconocimiento a la cultura cubana, aunque tuvo poca repercusión oficial en Cuba", respondió.

El autor de "El hombre que amaba a los perros" afirmó que buena parte de los cambios que experimenta su país son económicos: "La sociedad cubana los necesita por las carencias acumuladas". Y recordó que, pese al restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, bendecidas con el viaje de Barack Obama a la isla el pasado marzo, "sigue pendiente el problema del embargo", en referencia al bloqueo económico a Cuba que decretaron los estadounidenses en 1960 por las expropiaciones de empresas. "Se habla de que hay ciento cuarenta vuelos a la semana, pero mientras exista el embargo, no habrá relaciones directas", señaló, antes de hacer resaltar que persiste el problema de la doble moneda y de la carestía de productos básicos. El salario medio de un cubano es de quinientos o seiscientos pesos, pero una botella de aceite cuesta cincuenta.

Padura explicó que empiezan a verse diferencias económicas entre unos y otros cubanos, frente a la sociedad mucho más homogénea que salió de la Revolución: " Todos teníamos dos camisas o dos pares de zapatos nada más, pero toda mi generación pudo por ejemplo estudiar en la Universidad". Todas esas modificaciones sociales también afectan a su personaje Mario Conde, un año mayor que el escritor, pero a quien éste considera como un "desdoblamiento" de su personalidad. "Mira hacia el presente y tiene la sensación de no tener todos los códigos". Esa impresión forma parte de la historia que escribe, aún sin título definitivo. Tusquets la publicará en España, muy posiblemente el año que viene.

"Escribo mucho y con extrema conciencia de mis limitaciones", aseguró Padura, después de presentarse como un autor al que la escritura nunca le ha resultado fácil. "Tengo poca imaginación y por eso recurro a la historia y me interesa la crónica de lo que veo", añadió. La película que ha dirigido Félix Biscarret sobre Mario Conde, "Viento de La Habana", se estrenará el próximo mes de septiembre en el Festival de Cine de San Sebastián. El actor Jorge Perugorría encarnará al investigador más carismático de la literatura cubana. Se ha filmado, además, una serie de cuatro entregas con las pesquisas habaneras del expolicía reciclado en vendedor de libros de lance. ¿Y el proyecto para que Antonio Banderas ruede un Mario Conde en la capital cubana? "Aún espera el permiso oficial", respondió Padura.

El premio "Princesa de Asturias" de las Letras no se siente mediatizado, constreñido por imposiciones ajenas: "Trato de escribir con la mayor independencia posible; fui el primero que en 1995 se inscribió en Cuba así, como escritor independiente, y he escrito siempre lo que he querido, aunque hay que entender determinados contextos". Y también: "Mi posición no es la agresividad, el uso de la palabra no te da derecho a ofender".