Habló horas con Gabriel Montoya Vidal, "El Gitanillo", y buscó en Avilés algunas de las pistas que conducen al 11-M. Manuel Jabois (Pontevedra, 1978) presentó ayer en la "Semana negra", en Gijón, el libro que ha dedicado a hacer el perfil biográfico y social del único menor implicado en el mayor atentado de la historia terrorista de España. "Realizó los viajes de la muerte, pero no hay examen de conciencia y a todo reaccionaba con un encogimiento de hombros", explicó. El periodista afirma que para escribir esta historia, amasada con la paciencia y el fervor estilístico que precisan los grandes reportajes, mantuvo la "distancia irónica" con la que se fue armando en sus tiempos de relator de sucesos. "A este tipo de trabajos voy blindado, sin empatía, para no resultar intoxicado", afirmó,

A Manuel Jabois, ahora en "El País" y uno de los autores menos intercambiables del nuevo periodismo español, la historia del "Gitanillo" le llegó de manera un poco sobrevenida, según explicó ayer. Y su reconstrucción periodística tiene un corolario: "Cuanto no te haces preguntas, eres una bomba en potencia". Explicó que nunca ha entendido muy bien que la visión del conocido nazi Adolf Eichmann como un probo funcionario que sólo cumplía órdenes fuera causa eximente. La banalidad del mal de la que habló la filósofa Hannah Arendt en el libro que dedicó al teniente coronel de las SS. "Al contrario, yo pienso que es un agravante", hizo resaltar el escritor.

"Al principio él (Gabriel Montoya) no quería hacer la entrevista; no tenía mayor interés por lo que había hecho cuando tenía dieciséis años; lo que he querido es tratar de comprender qué ocurría en Avilés en aquel tiempo (el atentado se produjo en el 2004) y cómo los yihadistas se apoyaron en la delincuencia común", indicó Manuel Jabois, para encadenar: "Me interesaba la mirada de ese chaval que pasa de vender hachís a transportar dinamita".

La fase de documentación fue larga, laboriosa, pero escribió el libro en poco tiempo, según recordó. Permaneció atento a los detalles "para que el lector se meta en la acción". Está convencido de que el "Gitanillo" se dejó seducir psicológicamente por José Emilio Suárez Trashorras, otro de los asturianos condenados por el 11-M. "Hubo una gran fascinación, porque Trashorras era el capo de la ciudad; desarrollan una relación y es cuando 'El Gitanillo' se inicia en el tráfico de drogas y se va enganchando a la cocaína", aseguró el autor de "Nos vemos en esta vida o en la otra". "A él le dicen que la dinamita era para reventar joyerías", añadió.

Y una confesión: "La verdad es que a mí la vida de este chico me parecía aburrida; era un chico aburrido que está con gente aburrida que sólo fuma porros y juega con la consola. Es gente que no sabe hacer nada, pero está la tentación del dinero". En los atentados del 11-M, cometidos por una célula terrorista de filiación yihadista, según sentencia reiterada por el Supremo, perecieron 193 personas y otras 1.859 resultaron heridas.

¿El periodismo español ha ido a peor, como sostienen algunas voces críticas, o no hay para tanto? "Considero que su salud es buena; el problema es que los periódicos de papel pierden dinero". Y más: "La nuestra es una generación conejillo de Indias, por Internet y las redes sociales, así que los periódicos van cediendo a ciertos lectores, lo que puede ser peligroso".