Era mayo, exámenes finales y una montaña de trabajos. Carolina Laura Lasheras pensó entonces en captar con su teléfono móvil el agobio de esos días. "Estaba en mi habitación, con un montón de libros y preparando un trabajo sobre Atapuerca. Y pensé: ¿Por qué no represento mi cansancio?". Y así fue. Cogió a un amigo, le colocó en el campus del Milán y le puso un libro en la cabeza. "Decidí taparle la cara para darle un tono de humor. Es como decir: 'Estoy harto, completamente derrotado, pero aquí sigo'", detalla Lasheras, ovetense de 21 años y estudiante de Historia.