Con un buen número de pepitas rescatadas de las entrañas del río Naraval se fueron ayer a casa el medio centenar de participantes del XI certamen "Enrique Sanfiz" de buscadores de oro.

Luis Fernando Sánchez, de Ávila, fue el primero en encontrar una pepita en su batea a los pocos minutos de comenzar. Era su primera vez buscando oro y la suerte le acompañó. "Venimos a pasar el fin de semana y al ver que se celebraba este certamen nos apuntamos por curiosidad", explicó. De Gijón, Madrid, incluso polacos y un eslovaco formaron parte de la comitiva de buscadores que comandó la familia Sanfiz, fundadores de la asociación "Enrique Sanfiz" encargada de organizar el evento que ya cuenta con once ediciones a sus espaldas.

El certamen comenzó reuniendo a los veteranos buscadores de la zona del conocido como Valle del Oro, que además de a Navelgas incluye poblaciones de los alrededores en las que en época romana hubo explotaciones auríferas, con el objetivo de rendir homenaje a Enrique Sanfiz, una persona muy conocida en su Navelgas natal que a mediados del siglo XX recuperó la búsqueda de oro en los ríos. Con el paso de los años, la actividad fue conquistando a personas de distintos puntos del mundo, aunque la filosofía de homenajear al mítico buscador utilizando su técnica y recorriendo los rincones de los ríos que él examinó con su batea no se ha perdido. "Es un homenaje al auténtico buscador de oro de la zona y nos presta recordarlo así", apuntan sus hijos Carlos y Luis Sanfiz, que rememoran cómo la obsesión de su padre "era encontrar el filón del oro para poder aportar algo más a la economía de casa".

Ahora, con una idea bien distinta, los Sanfiz siguen los pasos de su padre y abuelo. "Con ver salir una pepita ya estoy contento, disfruto con comprobar que hay oro y estando en contacto con la naturaleza, porque realizar esta actividad aporta paz y tranquilidad", apunta Luis Sanfiz. Su hermano Carlos Sanfiz asegura que tiene un "gran valor sentimental" para la familia mantener la tradición y "nadie tiene el objetivo de hacerse rico con esto, solo con ver la ilusión de la gente al encontrar oro en el río ya es suficiente".

Entre los asistentes aseguran que salir a buscar oro acaba creando adicción. Manuel Rodríguez se acercó al mundo del preciado metal gracias a la familia promotora del certamen y ya atesora varias probetas llenas de pepitas de sus visitas a los ríos de la zona prácticamente cada fin de semana. "Es una actividad que engancha, estás en contacto con la naturaleza y es muy gratificante encontrar oro", subraya Rodríguez.

Lo que sorprende a los buscadores es que año tras año el nivel de oro en los ríos lejos de disminuir aumente. En ello influyen las crecidas de los cauces y las épocas de lluvia "que son buenísimas para que el oro que aún queda en las montañas se arrastre y se deposite en el río", explica Luis Sanfiz.

La jornada finalizó con una comida conjunta y con dos charlas en el Museo del Oro: "Los castros romanos en la comarca del Cuarto de los Valles" de José Luis Pérez y "La Obona desconocida" de Emilio Pérez.

El fin de semana que viene el oro volverá a ser protagonista en Navelgas con la celebración del Campeonato Nacional de Bateo de Oro.