El Arcu Atlántico también se come. Y eso lo saben los "playos" y los foriatos. Entre los Jardines de la Reina y la Antigua Rula se despliegan puestos de productores de diversas regiones. Empanadas, dulces, sidra, cerveza, conservas y embutido se van dando relevo.

En un puesto de olores gallegos, el pan, las tartas y los quesos son el reclamo. "Llevamos viniendo dos años al festival y me parece algo muy importante por la variedad de turismo que ofrece", comenta Rodolfo López, a quien lo que más le reclaman es la empanada gallega. "El aporte de gastronomía española que ofrece este evento es impresionante", añade Rodolfo.

Desde Cantabria llegan en botes excelentes conservas. "Esto es algo fantástico para dar a conocer nuestra comida", declara Marta Pensado, empleada del puesto. "Lo que más llama la atención son las anchoas, o el bonito, pero principalmente lo primero", aclara. Justo al lado están embutidos asturianos según la receta de los dueños del negocio, en funcionamiento desde 1961. Con tres años de experiencia en el Arcu, José María Montes, hijo del jefe, tiene claro lo que pasa con la comida "La gente conoce el producto, lo prueba en bocadillo y lo compra", afirma mientras fríe un par de criollos en la plancha.

La rúbrica en la barriga la los paseantes. "A mí todo lo que sea comer me parece bien", declara Gumer Muñiz, después de comprar un bollo. "Esto es fenomenal, todo lo que sea probar cosas distintas es genial", comenta Carolina García, sin quitarle ojo a una de las tartas venidas de Galicia.

Hasta los múltiples participantes en despedidas de soltero, como el santanderino David Franco, se dejan seducir. "Nos hemos pasado por aquí, esto esta espectacular", dice mientras come una bocadillo de picadillo junto a sus amigos de Santander y Madrid.

Con solo un día en la calle el IV Salón de Agroalimentación y turismo parece tener éxito y disfrutar de una buena acogida .