Los puntos más importantes de las ciudades asturianas se llenan cada día de grupos de personas que corren de un lado a otro sin despegar sus ojos de la pantalla de sus móviles. ¿Una nueva modalidad de "running"?. No, la fiebre de "Pokémon Go" ya es una realidad en Asturias.
Los parques, como el Campo San Francisco de Oviedo, son hervideros de estas criaturas virtuales, donde jóvenes como Sofía Martín van a "cazar" cada tarde. "Lo mejor es que te hace salir de casa, juegas al aire libre", comenta. No es la única que coincide en ello. "Yo voy al trabajo y vuelvo a mi casa caminando todos los días para capturar más "pokémon", dice Cristina López, opositora que también se ha sumado a la moda del videojuego de Niantic. Plazas, fuentes y monumentos reciben a diario a decenas de jugadores que no sólo van en busca de los escurridizos animales. Las llamadas "poképaradas" están situadas también en estos puntos estratégicos, donde los jugadores pueden abastecerse de diversos objetos que les ayudan en su aventura. "Pociones, 'pokéballs', huevos... Todos están en esas zonas", explica Susana Pérez, estudiante.
Estas estaciones de servicio virtuales también son lugares de encuentro donde los jugadores comparten trucos y consejos. Cristina Castañeda, por ejemplo, destaca lo "útil" que es la página web "pokevision.com", donde se puede consultar a tiempo real a través de un mapa de la zona qué "pokémon" hay alrededor y con qué frecuencia aparecen. Otros, como Daniel González, se preocupan más de la parte práctica. "Si descargas el plano de la ciudad en la aplicación de mapas de tu móvil, se consume menos internet", afirma. La duración de la batería también es un factor que los jugadores tienen muy en cuenta, tanto, que algunos recurren a baterías portátiles para poder jugar durante horas. "Puedo triplicar el tiempo que me dura la batería", comenta Francisco José Morán. Para él, lo importante es alcanzar rápidamente un nivel alto con el personaje. "La experiencia es lo que más cuenta", aconseja. En lo que todos coinciden es en que el Campo San Francisco es un lugar clave. "Hay muchas 'poképaradas' en un espacio muy reducido, además la gente pone cebos y es más fácil conseguir 'pokémon' raros, por eso venimos todos aquí", dicen. Tan privilegiada es su posición, que hasta los turistas se dejan caer por allí. Frederick Rivard y Catherine Noël, de Quebec (Canadá), aprovechan un descanso en su visita a la ciudad y, móvil en mano, se dedican a "cazar" en el césped.
El videojuego, heredero de la popular franquicia de Nintendo, está a la espera de varias actualizaciones que incluirán aspectos clásicos de la saga muy esperados por los fans, como los combates entre jugadores y el intercambio de "pokémon", que seguramente hagan de parques, plazas y monumentos auténticos coliseos virtuales.
