Todo se puede desnudar, menos el corazón. Ahora, el problema no es el sexo. El problema es el amor. El doctor Efigenio Amezúa transmitió ayer este mensaje en el curso de extensión universitaria sobre sexología que se celebra toda la semana en el Centro de Servicios Universitarios de Avilés. "Da mucho más pudor hablar de genitales que de amor, también porque es más complicado", sentenció.

Amezúa indicó que descubrir la sexualidad de uno mismo pasa por reconocer que el amor y la intimidad no son conceptos que tengan que resultar pudorosos. "Es absurdo. Creemos que como adultos podemos hablar de genitales pero después no sabemos cómo explicar qué es lo que sentimos. Nos da apuro".

El sexólogo apuesta por una educación de sexología básica en los institutos. "Una asignatura optativa solucionaría muchos problemas. Enseñarle a un niño que puede enamorarse y sexuarse no debería ser tabú", aseguró. "Entiendo la educación sexual como una oferta de ideas, no como un adoctrinamiento". La nueva generación de jóvenes, según este sexólogo, está desinformada. O se informa, pero no se forma. "Los jóvenes pueden leer mil artículos de técnica coital y no tener ni idea de su propia sexualidad, de cómo abordar la intimidad con su compañero". De nuevo, el pudor. "Nos da miedo conocernos a nosotros mismos por si encontramos cosas que no nos gustan".

Este experto cree que la palabra "sexo" no se utiliza correctamente. "Se identifica el sexo con acción genital, pero abarca ideas mucho más importantes". El sexo, en realidad, no se centra en la mecánica de cuerpos. No sólo es eso. "Nos sirve para entender cómo nos hacemos sexuados, masculino, femenino y todos los matices que es encuentran entre estos dos polos". El sexólogo entiende la sexualidad como algo inherente al ser humano. "Estamos sexuados porque somos personas. No hay neutros". Afirmar esto es como abrir una caja de Pandora. Muchos colectivos se niegan a definirse en ámbitos de sexualidad y se niegan a enmarcarse dentro de un rol u otro. "El problema se centra en que la sexualidad no trata de roles. Sentirte atraído por un género en concreto, por varios o por ninguno no define tu sexualidad". De esta forma, la sexualidad y la orientación sexual serían conceptos independientes. "Puedes definirte como asexual, no como asexuado", aclaró.

Amezúa considera que estas incoherencias se basan en una falta grave de formación. "A las instituciones no les gusta hablar de sexualidad y es absurdo. Entender la sexualidad supone comprendernos a nosotros mismos, ayuda a entender que vivimos en un mundo de diversidad", apuntó. Considera que una vez entendido el concepto se podría abordar el tema de forma más distendida. "Podríamos desechar los roles y estereotipos que gente desinformada implanta sobre la sexualidad una vez que todo el mundo entendiese que como personas, estamos sexuados, y que por tanto es absurdo juzgar a alguien por algo que reside en su propia esencia".

El sexólogo que ayer intervino en las charlas avilesinas considera que la sexualidad se desarrolla como la inteligencia o cualquier otra habilidad humana. "Cuando una niña se pone una falda porque quiere considerarse femenina, está marcando su sexualidad. No tiene nada que ver con roles si lo hace por querer conocerse a sí misma, porque le gusta verse así".

Amezúa, por tanto, no considera la sexualidad como algo únicamente genético. "Es un proceso más biográfico, no biológico. Muchos no están de acuerdo con esto, claro, sienten que su sexualidad, como inherente a su yo humano, está en su ADN. Sería igual de absurdo que considerar que alguien nace inteligente pero no necesita desarrollar su capacidad intelectual", sentenció este experto.

La jornada de ayer también contó con la participación de los sexólogos Iván Rotella o Ana Fernández en unos cursos sobre sexología que se alargarán hasta este viernes en el Centro de Servicios Universitarios de Avilés.