Nadie sabe la cantidad exacta de litros de agua que se vertió ayer desde los balcones de Grado, pero la diversión que se vivió a partir de mediodía en la villa rebasó cualquier límite establecido. Grado celebró Santa Ana, su fiesta veraniega más popular, y como era de esperar las calles fueron un festival de juerga y jolgorio animadas por la música de las carrozas y charangas que, como cada 26 de julio en la villa, realizaron un desfile saliendo desde el polideportivo y atravesando las calles del pueblo hasta desembocar en el parque Manuel Pedregal. Los moscones, como es tradición, empaparon a los cientos de asistentes tirándoles calderos de agua desde los balcones y terrazas, respondiendo así a los bramidos generales de: "¡No sea rata, que el agua esta barata!" o "¡Agua, agua!".

Diego Tejeiro, un joven de Grado, se mostraba exultante momentos antes de comenzar el desfile. "Esta fiesta no está tan promocionada como el Carmín o el Xiringüelu pero es increíble, el ambiente del desfile y el agua por los balcones son insuperables", comentaba.

Las carrozas, para todos los gustos, fueron la gran atracción del festejo. Destacó la de "El Cortijo", una charanga construida por unos asistentes habituales a la fiesta Santa Ana provenientes de la localidad de Bayo que se quisieron convertir en andaluces por un día y daban ambiente musical a la fiesta con guitarras flamencas y cajones. Fernando Fernández, el capitán de la charanga andaluza, tocaba acordes en la guitarra mientras tiraba agua desde la carroza. "Este año entre todos decidimos hacer algo diferente. Santa Ana es la mejor fiesta de Asturias", festejaba.

Otras de las carrozas llamativas fue una con forma de barco pirata creada por vecinos de La Mata y también se hacía notar la charanga construida en honor a Cervantes por una asociación cultural de mujeres de Grado. "Fiesta y cultura no tienen porque ir separadas", decía Amparo García, una de las integrantes de la charanga literaria

El desfile concluyó en el parque Manuel Pedregal, donde los asistentes más jóvenes vibraron con la música de una orquesta y los mayores comieron en el prao en un ambiente más familiar. Santa Ana se prolongó durante la tarde y a media noche estaba prevista la tirada de fuegos artificiales para despedir la fiesta hasta el próximo año.