Creció viendo a su abuelo y a su madre tocando la pandereta y bailando danza tradicional vasca. Sus raíces bilbaínas marcaron profundamente el carácter de este maestro de la "trikitixa", músico autodidacta, que ha llevado la música tradicional vasca a diferentes rincones del mundo, experimentando con sus límites y fusionándola con otros estilos y culturas musicales. Kepa Junquera (Bilbao, 1965) está hoy , a las 21 horas, en las fiestas de Santa Ana de Granda dentro de la vigésima edición de la noche celta que celebra la parroquia gijonesa, donde Junquera sabe lo que es subirse al escenario.

-Es la segunda vez que cuentan con usted para actuar en las fiestas de Granda. ¿Le ha pillado por sorpresa?

-Estoy muy ilusionado y agradecido. Detrás de estos festivales siempre hay personas muy especiales que apuestan por mostrar una música diferente. Siempre me acuerdo de Granda, con sus árboles y su ambiente único. Es un sitio precioso, como toda Asturias.

-¿Qué vinculo tiene usted con Asturias?

-Mi relación con esta tierra nace a través de la música, de los amigos y sobre todo de un gran respeto a grandes músicos con los que he tenido la suerte de colaborar a lo largo de mi carrera. Los hermanos Tejedor, Héctor Braga o Hevia, por ejemplo. Conozco a muchísima gente y tengo un gran respeto por cómo viven su música y su cultura. Asturias siempre ha sido una comunidad muy especial para esta música.

-La noche celta de Granda está de aniversario. ¿Qué han preparado para esta cita?

-Cumplir veinte años tiene mucho mérito en esta música, así que les propuse a los organizadores hacer algo especial y diferente. Esta noche se reunirán en Granda, por primera vez, veintidós mujeres panderetistas de todo el norte (Galicia, Cantabria, País Vasco y Asturias) en lo que va a ser un homenaje a estas artistas, que llevan tantos años en la música. Un homenaje también a sus madres y a sus abuelas, que han transmitido el baile y la pandereta, las coplas, esas melodías tan preciosas, que hay en todo el norte. La gente de Granda ha sido muy abierta y ha apostado por esta idea de hacer esta noche tan diferente.

- "Maletak" es su último trabajo. ¿Qué tiene de especial este disco?

-Son 17 temas. Es una segunda parte del primer proyecto que hicimos con Sorginak, que son estas mujeres jóvenes panderetistas del País Vasco, y es una continuación de la experiencia. Es una experiencia nueva. El mundo de la "trikitixa" se toca en parejas, acompañada siempre de una pandereta. Este disco es una forma de ordenar las percusiones, hacer un espectáculo, subirte a un escenario... va más allá de la música de calle. A partir de estas ideas me pongo a crear nuevas melodías y surge este proyecto que no está inspirado en las maletas de viaje convencionales, sino que son las fundas de las acordeones que también tienen un aspecto visual muy fuerte. Son maletas antiguas, los herrajes, las composiciones que se han hecho con esas maletas. Maletak es un disco de creación, original, inspirado en la música vasca pero fusionado con músicas que compartimos en toda la península. La pandereta y la voz por supuesto son sus protagonistas. Es un disco muy visual, muy bonito, y me siento muy agradecido de poder seguir creando música.

-Su música está muy arraigada en la tradición vasca, sin embargo, ha transgredido sus límites y la ha fusionado con otros estilos y culturas musicales.

-Es algo que a mi siempre me ha apasionado, el fusionarme con músicos de otras culturas. Soy autodidacta, empecé solo y en mi familia tuve la suerte de que mi abuelo y mi madre tocaban y bailaban. Enseguida me di cuenta de que la música es universal y desde entonces he buscado la oportunidad de tocar con otros músicos. Además ellos me lo han pedido a mí en ocasiones. Ha sido como una escuela permanente para mí. Este es el espíritu que va a haber mañana en Granda. A ver, con el tiempo que disponemos, qué podemos hacer. Qué podemos crear con panderetas, latas, conchas, baile, castañuelas. Me gusta hacer cosas diferentes. En mi carrera he podido hacer un disco con la orquesta de Euskadi y colaborar con artistas muy buenos. Es necesario que haya contrastes para salir de la rutina; si haces siempre lo mismo es aburrido. Me supone un esfuerzo, por falta de tiempo, pero he aprendido en poco tiempo a saber hacer espectáculos.

-Después de codearse con los grandes y de recorrer medio mundo, ¿Cómo afronta el volver a tocar en una romería de pueblo?

-Me siento genial. Para mí no hay gente mejor que otra, siempre hacemos lo que podemos. Aunque uno sea más conocido que otro, eso no te hace tocar mejor ni tocar peor, simplemente es una anécdota en el día a día que te toque conocer a más gente o no. En mi opinión, hay algo que tiene más valor y es que alguien te llame para tocar. Para mí es algo muy grande porque es gente que cree en estas músicas tan pequeñitas y artesanales, que tienen también mucha fuerza. Me parece que tiene mucho mérito.

-Ha situado la música vasca, transmitida entre las generaciones de sus antepasados, en el panorama internacional. ¿Cómo se siente?

-Me siento muy bien. Esto no es gracias a mí ni a nadie en concreto. Yo estoy aquí gracias a que mi abuelo tocaba la pandereta. En la música vasca hay mucha gente que hace labor de difusión y que la está exportando fuera de nuestro territorio. Al final es un trabajo de equipo, que se hace entre todos. Siempre tienes que darte cuenta y no olvidarte de reconocer a tus familiares y a tu entorno, o a alguien que te haya podido mostrar el camino de esta música. Creo que todavía hay mucho que hacer, ya que hay gente muy interesante que está haciendo una labor muy importante. Estas músicas pueden pensarse como algo del pasado pero para mí es algo muy contemporáneo que puedes guiar hacia el futuro y crear muchas experiencias, hay mucha libertad, hay sonidos increíbles y muchas posibilidades. Hay mucha gente joven que necesita apoyo para que puedan exportar esta música que se ha hecho en la península que es una maravilla y que es un patrimonio increíble.

-Siempre ha sido un defensor de lo propio. ¿Qué futuro le ve a la música folk, en plena era de la globalización?

-Hay mucha gente que lo siente. No hacen el suficiente ruido o somos más tranquilos. Mi experiencia en la península es que es una maravilla la cantidad de gente que baila o toca instrumentos. A lo mejor llama más la atención y los medios de comunicación se fijan más en otras corrientes. Aunque eso es algo que no entiendo, sinceramente. Los festivales indies son ahora los protagonistas de los medios, la música comercial es igual en todas partes. Acabo de estar en un festival en Alemania y los grupos son muy parecidos a los de aquí. Sí que hay globalización respecto a la música. Pero no te puedes imaginar la cantidad de miles de personas que están haciendo otra música y que están mas ocultos, y para mi son más interesantes.

-¿Qué previsiones tiene para esta noche?

-Esto de Granda va a ser algo histórico... todas las mujeres del norte, para mi esta sería una noticia nacional, y como noticia, como respeto. Los grandes medios tendrán sus gustos y a lo mejor piensan que esto no merece su atención.

-¿ Visita con regularidad su barrio, Rekalde, en Bilbao y sigue en contacto con los suyos?

-Como trabajo y viajo mucho, también me gusta estar en momentos tranquilos. Con mi familia el contacto es permanente. Con mis amigos, aunque no hable todos los días, no hace falta porque al final es una cosa que tu llevas y no hace falta la presencia física. Es una sensación, un sentimiento que siempre vas a llevar contigo.

-¿Cuáles son sus proyectos del futuro?

-Ahora tocar, preparar conciertos y luego me gustaría seguir teniendo la capacidad de crear melodías, discos, espectáculos. Seguir teniendo ganas de hacer cosas. No pido nada más, Y seguir disfrutando del trabajo que hago, eso es lo principal. Es un sentimiento importante.