Si las carreras de burros fuesen una competición de motor, la localidad sierense de Pañeda sería Le Mans. O Montecarlo. Un escenario emblemático que ayer hizo honor a su fama al brindar a sus numerosísimos asistentes, que iban a disfrutar de la merienda que cerraba las fiestas de Santa Apolonia, una carrera de dibujos animados. Tanto por los disfraces de los participantes como por los monumentales costalazos que se vieron en el prau de la fiesta sierense.

Los prolegómenos de la prueba estuvieron marcados por el desembarco de un nutrido grupos de once jumentos, cada uno con su correspondiente jinete, procedentes de Tolivia. No venían los lavianeses con los disfraces más elaborados, aunque el arte ya lo ponían los de casa.

Cristian García López, de Pañeda, se convirtió de inmediato en el favorito de los niños al aparecer disfrazado de "Dory", la desmemoriada pez cirujano azul de "Buscando a Dory". También se ganó el favor de los niños el joven jinete Rubén Moro, de Huergo, que a sus 11 años compitió ayer por vez primera. "Llevo toda la semana entrenando para competir", afirmaba el joven. La experiencia la ponía su montura: "Se llama 'Juana' y ha corrido aquí lo menos quince veces. Sólo tiene una marcha, pero está bien que haya una montura veterana para un jinete novato", añadía su entrenador, José Ignacio Cardín. Su disfraz, en cambio, era un guiño a los adultos: Rubén y "Juana" emulaban a Pepe y Samantha, de "Master Chef".

La diversión, no obstante, empezó con la carrera. Ya en la salida, Pablo Alonso protagonizó la primera costalada, digna del mismísimo Correcaminos. Y no sería la única: uno tras otro, casi todos los participantes probaron la hierba. Aunque el público también se llevó algún susto protagonizado por un rucio que perseguía a una jaca y por otro que olía la sidra a distancia. Tal parecía que hubiesen ido a la merienda en vez de a competir.