"Qué risa morirse de risa, salvo que sea verdad?" así comienza la historia de Charlie Parker, una de las cuarenta que compone el libro "Esquelas sonoras". Un compendio de relatos surrealista, como la muerte de este legendario saxofonista al que un ataque de risa fue capaz de lo que ni la adicción a las drogas, ni sus recientes intentos de suicidio habían conseguido: acabar con él. Su estrambótica muerte, junto a otros impensables desenlaces de estrellas del mundo mod como el de Ottis Redding, cuya avioneta se estrelló en un lago, el de Robert Johnson, envenenado en un vaso de whisky o el de Marvin Gaye, a quien su padre le descerrajó dos tiros, conforman la última publicación de Jorge Llabrés. Así que los mod, este año, le han hecho un hueco a los velatorios.

El propio Llabrés había descubierto lo inusual de estas muertes cuando publicó "Mods: guía para una vida elegante". "Me propuse hacer un libro sobre estos extraños fallecimientos, pero dándole un lenguaje un poco peculiar, alejado de la crónica periodística-funeraria con la que se suelen narrar estos relatos" comentaba ayer el escritor. Fue así como nació la idea de crear "Esquelas sonoras", su último trabajo elaborado tras indagar en los entresijos y las intrahistoria de estos artistas desafortunados que no solo pasaron a la posteridad por su destreza en los escenarios.

Poco antes de la presentación y recién llegado de Medellín, el escritor de origen valenciano comentaba en tono distendido que "llevo 21 años participando en este festival", para el que ha llegado a realizar incluso cortometrajes o comparecencias via Skype. "A Félix (Domínguez) lo llevaré aguantando desde hace treinta o más". Del organizador del festival mod Euroyeyé, Llabrés también bromeó diciendo que "es como mi Hitchcock, porque lo saco en todos mis libros, menos en este último?".

Aprovechando la muestra de ilustraciones de su obra más reciente que hay expuesta estos días en el Centro Antiguo Instituto, Llabrés añadió que "lo que nunca jamás habría imaginado era que acabaríamos teniendo este pequeña obra de arte", en referencia a la colaboración con dibujantes llegados de todos los rincones del mundo: Alemania, Japón, México y, por supuesto, España. Alguno de estos "ilustres ilustradores", en palabras de Llabrés, también comparecieron ayer en el acto de presentación que tuvo lugar en el Toma 3.

El broche final lo puso Domínguez con una reflexión hecha en el prólogo por el propio escritor: "En muchas ocasiones la muerte no es la consecuencia, sino la solución".