El río Esva, a su paso por la localidad valdesana de Trevías, se llenó ayer de color y originalidad con el ingenio de los disfraces y de los artilugios flotantes con los que algunos de los aproximadamente 250 participantes del XXVI Descenso folclórico acudieron a la fiesta. A las 12 de la mañana la Sociedad Festivo Cultural Trevías dio el chupinazo con la tirada de dos voladores en el pozo La Mouriente, donde las embarcaciones estaban listas para tomar la salida y realizar el kilómetro de descenso de la forma más divertida posible hasta finalizar en el puente de Trevías, al lado del campo de la fiesta.

Por el río se pudo ver bajar un barco vikingo, un castillo de templarios, un set de cine, un grupo de indios, también de brujas o un equipo de bomberos, además de numerosas embarcaciones hinchables y piraguas, todas ellas con la característica común de ir cargadas de pistolas y globos de agua preparadas para iniciar batallas a lo largo del camino entre los propios navegantes o contra los curiosos que se acercaron a la orilla del río para disfrutar del descenso. Un ensayo para lo que fue el enfrentamiento final a su llegada al puente, donde centenares de personas esperaban que arribaran los participantes para deleitarse con el colorido del descenso y para enfrentarse a ellos en un ataque con globos e incluso con cubos de agua.

Este año como novedad los globos utilizados eran biodegradables con la idea de dejar los mínimos residuos en el río. Además, el club de pesca La Socala repartió entre los asistentes bolsas de basura para que la gente colaborase en la recogida de residuos del río. "El objetivo es que poco a poco se vaya integrando además del aspecto folclórico, el ecológico e ir aumentando el recorrido y la participación", apuntó el presidente de La Socala, Gil Rico.

Después del descenso, participantes y público se dirigieron al campo de la fiesta para compartir una comida campestre, a la que siguió una tarde de juegos tradicionales e infantiles y en la que La Socala entregó su premio al pescador del Campanu 2016, Luis Miguel Rendueles.