Si a José Manuel Alonso, párroco de Fano (Gijón), le hubiesen dicho hace años que algún día podría bendecir al mismísimo Cristo Redentor o Cristo de Corcovado en su Asturias natal, no lo habría creído. Y, pese a que no es el original de Río de Janeiro, ayer la posibilidad se hizo realidad gracias a la réplica de Graciano Gallinar, que según el sacerdote "permite visualizar la fe". La versión asturiana, que es de tamaño humano, pesa una tonelada y se posa sobre un bloque de hormigón.

Se unirá a las reproducciones, ya ejecutadas por este prolífico artista gijonés, de las iglesias prerrománicas, de la Torre de Pisa o del Big Ben, entre otras. Todas ellas están disponibles en el Museo "Asturias, si yo pudiera?", dentro de la finca que posee el propio artesano en la parroquia de Fano. "Bendecir al Cristo no es como hacerlo con cualquier cosa", expresó el artista. De hecho, se emocionó con las palabras que el sacerdote pronunció durante el acto: "El formato es pequeño, pero la idea es grande. Y yo, que suelo venir de paisano, hoy he venido de gala", manifestó entonces José Manuel Alonso.

Para el artesano el día fue "muy especial"; y se sintió "muy halagado y agradecido a todas las visitas, que es lo que hace posible este museo". La obra ya tiene nombre astur: "Cristo de Corcovado de Fano". El proceso de elaboración llama la atención. Graciano Gallinar lo explica: "Tuve que reproducirlo como hicieron con el original y al hacerlo solo resultó complicado, pero acabé en octubre con la idea de que viera la luz cuando se iniciaran los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, como así ha sido". Además la bendición se ha realizado coincidiendo con las fiestas de la parroquia.

El "Cristo de Corcovado de Fano" no ha pasado desapercibido en Brasil, pues "quiere venir un grupo de brasileños para iniciar un proceso de potenciación de la réplica, porque dicen que no tienen conocimiento de que haya otra en Europa, y menos aún que se pueda tocar con las manos y que una persona ciega, por tanto, pueda sentirlo", confesó orgulloso Graciano Gallinar. Sin embargo, aunque se mostró contento con el reconocimiento extranjero también manifestó que "lo que realmente quiero es un reconocimiento aquí. Cuando vienen las visitas y conocen el arte prerrománico de Asturias y muchos de los visitantes asturianos no saben nada sobre él, me apena, porque no valoramos las maravillas que tenemos en nuestra propia tierra mientras que los que vienen de fuera sí lo hacen".

"Pese a que nunca me pude dedicar a mi verdadera vocación que es ésta, ahora le dedico todo el tiempo que puedo", dice el artesano. Y es por ello que el museo "Asturias, si yo pudiera?" empieza a quedarse sin espacio, dado que sus manos no dejan de producir. "Apenas queda terreno porque tengo situada en el medio a la antigüedad prerrománica asturiana, en un extremo ahora está el Cristo y quiero que en un futuro no muy lejano esté la Estatua de la Libertad de París. Y como colofón, para recibir las visitas, a la puerta, el Rey Pelayo", explica el artesano gijonés, que hace hincapié en que "en 40 años jamás he pedido una subvención ni he pedido dinero por la labor que desarrollo, pero sí me gustaría que el Ayuntamiento, al menos, me ayudase para facilitar la visita a ancianos, invidentes, minusválidos?".

Obstáculos aparte, todo indica que Graciano Gallinar seguirá reproduciendo arte mientras sus manos -y los metros de terreno- se lo permitan.