Con la resaca de "Les Piragües" aún en el cuerpo, Asturias se reunió en el "Prau Salcedo" para disfrutar de otra de las grandes fiestas del verano en la región: el Xiringüelu. Las casetas de las distintas peñas aportaban colorido a un acontecimiento que reúne a más de 25.000 personas en el recinto praviano. Los jóvenes, equipados con todo tipo de artilugios para paliar el calor, combatían las altas temperaturas con ingentes cantidades de sidra, que acompañaban a la música del escenario principal y de las charangas que amenizaban el ambiente. "Lo mejor para el calor es un sobrero, sidra fría y estar a la sombra", asegura Marcelino Aguirre, quien eso sí descartaba beber agua, "que ya hay bastante durante el invierno".

Precisamente, para beber el jugo de la manzana la gente recurre a su ingenio, buscando los recipientes más insospechados para verter el líquido. Uno de los clásicos de esta fiesta son las pistolas de agua, como la que porta Juanjo Fernández, quien viene desde Olías del Rey, Toledo, para disfrutar de la celebración. "El objetivo es pasármelo lo mejor posible y beber mucha sidra", asegura Fernández. Además de las armas de juguete, la otra opción más clásica y repetida es la del vaso colgado del cuello con un cordel, aunque siempre hay quien lo lleva más allá. Es el caso de Héctor Álvarez, de la peña "El Péu" que cumple en esta edición su 20º aniversario, pancarta en el puente incluida: "Siempre traigo una garcilla colgada del cuello y bebo con ella, es una tradición", asegura; o Iván Carvajal, quien lleva "una taza con tapa, porque así nadie me echa nada raro en la bebida".

Aunque el Xiringüelu es una fiesta eminentemente joven, gente de todas las edades disfrutan del acontecimiento. Es el caso de Fe Esperanza Brañas, la "Xiringüela", que a sus 83 años, acude al prao a "traerle a mi nieto 50 bollos preñaos artesanales, que hacemos nosotros". Brañas, natural de León, afirma venir a la fiesta desde que viniera a vivir al Principado, hace 50 años. "Es una fiesta genial, cada vez la veo mejor", sentencia Brañas. Medio siglo de fiesta "xiringüelera" a sus espaldas: la demostración de que para la folixa no hay edad.

Todo ello hace de esta fiesta el mayor acontecimiento del verano para muchos, como para Rogelia Menéndez: "Evidentemente es la mejor fiesta del año, porque tiene el aliciente de la música durante todo el día, además de la gente de fuera que viene, y las casetas, que dan mucho ambiente".