México ha aportado varios nombres a la historia de la Tauromaquia. Carlos Arruza, Rodolfo Gaona, Silverio Pérez, Manolo Martínez, Eloy Cavazos o David Silveti -su hijo Diego tomó la alternativa en Gijón- por no hablar del legado de la familia "Armillita". Son sólo algunos de los toreros que han engrandecido la Fiesta. Ahora es la saga de los Adame la encargada de enarbolarse la bandera azteca por el mundo taurino. Joselito (Aguascalientes, 1989), el mayor de los hermanos, es la máxima figura actual del toreo en México pese a no encontrar reciprocidad en España. Luis David (ibídem, 1998), el mediano, lleva una meteórica trayectoria como novillero con la alternativa a la vuelta de la esquina, en el mes de septiembre, en el coliseo francés de Nimes.

Pero en El Bibio empezó todo. "Fue una tarde bonita y significativa para mi carrera porque fue la plaza que me lanzó hacia el público", recuerda Luis David de aquella cita nocturna del año pasado donde cortó cuatro orejas merced a su vistosidad y variedad con el capote con los que desde entonces se ha ganado el respeto y la exigencia del público. Mientras se almacenaban los triunfos en el esportón llegó en mayo la primera prueba de fuego en Madrid para desmarcarse como líder del escalafón inferior. Allí pagó con sangre su arrojo y con una oreja en la mano cruzó la puerta de la enfermería. "Si no es por esa tarde no hubiese pasado todo lo que he vivido este año", rememora. No obstante, y con San Fermín de testigo, fue Pamplona la que dinamitó su temporada. Tres orejas y que pase el siguiente. "Fue la tarde de la confirmación de mi momento", desvela.

Tras la Puerta Grande se anunció su inminente alternativa en Nimes en septiembre. Pero Luis David tiene un espejo en Joselito. "Siempre ha sido mi referente, tanto en mi vida como en mi profesión y por él soy torero", ensalza. Unas loas recíprocas.

"Se convertirá en lo que él quiera porque tiene aptitudes para conseguirlo", describe Joselito que ya sabe de la dureza intrínseca al mundo del toro. Más doloroso que una cornada es que no se respete en España la condición de máxima figura del toreo en México. Cuenta por triunfos sus actuaciones al otro lado del Altántico y no pierde la fe en su profesión. "La temporada va bien aunque no en el número de actuaciones que me gustaría. Pero estoy contento por el nivel artístico", resume. Cual patito feo quiere ser cisne y plantea batalla emulando a un pavo real. "Aquí me ha costado o, mejor dicho, me está costando, meter la cabeza en los carteles pero cada año doy un paso al frente. El momento que tengo en México llegará también de este lado del océano", asegura quien encabeza la saga familiar torera.

Si para unos padres resulta un sin vivir tener un hijo torero, tres son palabras mayores. "Me abstengo a preguntarles qué sienten -risas- si lo hago me tocaría un poco el corazón". El joven Alejandro Adame ya da sus primeros pasos sin caballos. Los tres comparten un valor desmedido y las zapatillas bien ancladas a la arena.

Pero al mal tiempo buena cara porque, como dice la ranchera "No tengo trono ni reina / Ni nadie que me comprenda / Pero sigo siendo el Rey". Esta tarde torea Luis David y mañana Joselito. De los Adame de toda la vida.