"Es elegancia en estado puro, es sutileza". Así define el gijonés Jaime Rodríguez a Nick Lowe minutos antes de que el eterno talento del pop se suba al escenario de la plaza Mayor de Gijón. Algo que hizo con una taza de té y mucha de esa elegancia que le atribuye Rodríguez. No en vano era uno de los conciertos más esperados del verano para un determinado sector de aficionados a la música, con unas expectativas que se vieron cumplidas. Cientos de personas se hicieron con la plaza y disfrutaron de un concierto que hizo sentir a todos como en casa, empezando por su inigualable protagonista.

"Yo vengo aquí a ver 'un mítico', a un grande, porque cuando se tiene la oportunidad de ver a alguien como Lowe, en directo y tan de cerca, no se puede dejar pasar la ocasión", comentaba Larry Crank, un asturiano "de la Cuenca, pero a quien Gijón adoptó hace ya mucho". Juan Cuervo, fotógrafo amateur "porque profesional es quien puede ganarse la vida con ello, y yo aún no he tenido esa suerte", está de acuerdo con él. "Mola porque los chavales están en Poniente para ver el otro concierto, y así nosotros tenemos más espacio para disfrutar aquí", bromeaba mientras comprobaba que su equipo fotográfico seguía a buen recaudo.

Pero lo cierto es que aunque Lowe ya tenga el pelo plateado, su música no conoce de edades. Mayores, jóvenes y hasta niños que apenas levantan un palmo del suelo se quedaron prendados de su "espectacular" voz, que acarició con la dulzura propia de quien lleva años perfeccionando su técnica la noche del verano gijonés, que comenzaba a asomarse, tímida, entre las nubes.

A Nick Lowe, yerno de Johnny Cash y productor de los discos de Elvis Costello, los "Damned" y los "Pretenders", entre otros, no le afecta demasiado el paso del tiempo. "Dentro de la música, él envejece con dignidad", aseguraba Rodríguez; "va mejorando con los años", apuntaba su amigo Juan Carlos López. Estos dos gijoneses se confiesan "medio seguidores" del cantante, ya que acudieron hace tres años a la actuación que ofreció en el centro Niemeyer de Avilés. Pero aunque tienen en común su gusto por el músico británico, tienen opiniones distintas. Mientras Rodríguez confiesa entrever "un cierto parecido a la forma de transmitir de Johnny Cash", López asegura que "Nick Lowe sólo me recuerda a Nick Lowe; es único, es un referente, no en vano tiene 40 años de carrera a sus espaldas".

El concierto, a pesar de la multitud de espectadores, se desarrolló como un encuentro íntimo, con un Lowe siempre cercano, como quien ignora ser "uno de los grandes". "Muchas gracias y buenas noches", dijo el artista tras su primera canción con un sofisticado, y a la vez divertido, acento británico que hizo sonreír, con ternura, a los asistentes. Una velada suave y hechizante que los gijoneses acogieron como quien acoge a un amigo: con cariño y muchas ganas de pasárselo bien.