José Miguel Karrera-Génova (Luanco, 1949) se trasladó a vivir a Candás con doce años, localidad natal de sus padres. "Tengo más años que la ría de Bilbao", afirma el presidente de la Banda de Música de Candás, que desde 1989 se mantiene al frente de su cargo.

-¿Qué supone la recuperación del festival internacional de música? Su última edición fue en el verano de 2009.

-Se vuelve a escuchar música clásica en Candás y eso es algo que a la gente le gusta. Además, al ser festival internacional, Candás suena por todos los lados gracias a las redes sociales.

-Supone también un impulso turístico.

-Para mí, no, pero para el Ayuntamiento sí, es lógico.

-Hacía varios años que el verano de Candás carecía de este certamen. ¿Le faltaba algo?

-Había un hueco. La programación musical de este verano fue completa. Primero hubo el festival de rock, que nunca me lo pierdo, luego gaitas y más tarde jazz. Ahora cerramos el verano con el festival de música para todos los públicos.

-¿Qué se encontrarán las personas que vengan al festival?

-Es sorprendente que un pueblo de 6.000 personas tenga un festival con tanta calidad musical, se escucharán grandes músicos.

-Es un festival internacional. ¿Se ha mantenido desde siempre?

-Desde el primer año gracias a Oliver Díaz, que ahora es el director del Teatro de La Zarzuela, e hizo sus primeros pinitos en Candás. Entonces se fue a estudiar a Baltimore (Estados Unidos) y para el primer año del festival preparó un concurso internacional de piano entre su Universidad y la Juilliard para que el ganador tocara en Candás. Desde entonces vinieron músicos de Canadá, Corea del Sur, Taiwan, Italia, Chile, Israel, Estados Unidos, España y Portugal, entre otros.

-Se ha quejado en varias ocasiones del estado del local de la banda, ¿en qué condiciones se encuentra?

-Si la administración no da una solución pronto a este espacio, cabe el riesgo de que la banda de música desaparezca. Cabe otra opción, que nos dejen otro local como, por ejemplo, el Teatro Santarúa.